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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

El ancho era mui capaz y anchuroso, con tres fogones, bien proveidos de ollas, asadores y sartenes, en que freir buñuelos y rosquillas y sopaipillas de huevos y pescado fresco, que todos estos regalos me hizo aquel cacique en este espléndido convite; que despues de haberme saludado el cacique Aremcheu el viejo y regocijádose con mi vista, y los demas caciques que ya me habian visto en la borrachera, por abreviar con la fiesta, dejando circunstancias, digo que cenamos aquella noche abundante y regaladamente, y despues se armó el baile (que es el complemiento [sic] de la fiesta entre ellos) con la mujer y familia de aquel cacique viejo y con las de los otros que fueron convidados. Gastáronse muchos cántaros de chicha, con que los caciques y demas se fueron alegrando, y estando yo asentado al fuego con el viejo Aremcheu y otros dos caciques tambien ancianos platicando algunas cosas de los primeros conquistadores de este reino (que con cuidado solicitaba las veces que podia, saber con qué principios entraron sujetándolos y reduciéndolos), llegaron a mí hijos del cacique dueño de aquel festejo, acompañados de algunas muchachonas con sus jarros de chicha, a brindarnos y a rogarme a mí que fuese a bailar con ellas, pues a mi llegada era aquel convite y regocijo; a que les respondí que no sabia sus romances, que cómo querian que fuese a estarme parado y mudo; a cuyas razones se levantaron los viejos y me dijieron que fuésemos a holgarros, pues habian venido aquellas ilchas (que queria deçir damas) a convidarme, y por el respecto de los viejos y sus agasajos, me levanté con ellos y fuimos a la rueda en que estaban bailando, dando vueltas a la redonda del tamboril, y a su imitacion hice lo propio: que fué la primera vez que me pudieron obligar con regalos, con cortesías y agrados, a hacer lo que no sabia. Quedaron mui pagados de mi accion los caciques y los. demas muchachos y muchachas, porque me mostraba con ellos alegre, placentero y agradable; aunque el corazon y el spíritu se hallaba repugnante a aquel ejercicio, que por urbanidad y buen respecto ejercitaba, que es prudencia y cordura en ocasiones mostrar el rostro alegre teniendo sentimiento el alma. Al cabo de un buen rato que hubimos entretenido la noche con dar vueltas en el baile y brindarnos a menudo, y entreverando platos de mariscos, rosquillas fritas. sopaipillas con mucha miel de abeja y otros regalos (porque toda la noche los que bailan estan comiendo, porque con eso no se les sube tan presto lo que beben a la cabeza; y así, han menester mucho para que las bebidas los postren en el suelo), me dijieron los viejos que nos fuésemos a descansar a otro fogon que estaba separado del bullicio y del concurso entretenido; retirámonos a él, y el cacique Neucopillan, que fomentaba la fiesta, nos hizo hacer las camas, para que los tres viejos se acomodasen, y yo con mis compañeros en otra: hízonos llevar despues dos cántaros de chicha, para que con gusto el sueño nos rindiese. El cacique Aremcheu era mui viejo, criado entre españoles y ladino, tenia escojido natural, agradable y apacible, ajustado en su vivir a lo