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HISTORIADORES DE CHILE.

cristiano, sin haber querido tener mas mujer que la lejítima por la Iglesia (que segun el aspecto de ella, se debió de casar muchacha, siendo él ya mayor), quitado de ruidos, de pleitos y disensiones; no salia de su casa, sino era tal vez a aquellos ranchos de sus vecinos y comarcanos que le servian de paseo; sabia este cacique rezar el Padre nuestro y Ave María, y me certificó que todos los dias rezaba aquellas oraciones: finalmente, era un indio que se acordaba mucho de los españoles y de un ermitaño principalmente que asistia cerca de su casa, que este fué quien le enseñó a rezar, y con su ejemplo y buena vida permaneció con buenas costumbres este indio; que las acciones ajustadas y obras virtuosas son las que mas bien encaminan a los ignorantes infieles, que las palabras y sermones aunque sean eficaces. Así lo dijo San Bernardo; y al contrario, las razones dichas con mal ejemplo, son perdidas, sin fruto y postradas por el suelo, como advirtió San Gregorio, y San Gerónimo, escribiendo a Nepociano, le dice, que procure que sus obras sean tales que no perturben sus palabras, ni contradigan lo que dice; que el que es maestro (dice en otra parte) y tiene a su cargo la enseñanza y doctrina de otros, pierde la autoridad de enseñar si con su mal ejemplo y obras destruye las razones que promulga. Bien conoció este natural que lo que el ermitaño hacia, era lo cierto y verdadero, porque enseñaba mas con el ejemplo y con su vida, que con sus palabras, por cuya causa le tenia por el mejor y mas ajustado de todo el lugar; porque el que hace y dice juntamente, conformando las obras con sus palabras, este será llamado grande en el reino de los cielos, dijo San Matheo. Y interpretando Oríjenes aquel lugar del libro de los Jueces adonde dijo Dios a Gedeon, que en los trecientos hombres que cojieran el agua en la mano para beberla, estaria cifrada su vitoria, dijo este intérprete, que no sin grande misterio dijo Dios que en aquellos que con las manos y las lenguas bebieran el agua, estaria la salud y la libertad de Gedeon y de los suyos: fué decirnos, que los soldados de Cristo deben obrar con las manos y con la lengua, y con obras y palabras, porque el que enseña y hace, es llamado grande en el reino de los cielos.

CAPITULO X.

En que se ponderan y refieren algunas acciones inhumanas por los caciques viejos y antiguos, obradas por los primeros conquistadores. reducir sus Si los que entraron a conquistar estas provincias y a habitadores, hubiesen sido todos como este ermitaño, que con vida y ejemplo mostraba la verdad de lo que su lengua significaba (pues dijo este cacique, que muchas noches solian ir ocultamente a deshoras a la ermita, o cerca de ella, a escuchar los azotes que se daba tan crueles, que en las montañas resonaban sus ecos, y un llanto con esto y suspiros que enternecian las peñas), claro está que hubieran tenido mejor