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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

do no tan buenos. Esto es lo ménos que suelen hacer los que viven mas ajustados, y valerse del navio que viene por cuenta de S. M., para traer la ropa sin derechos ni fletes; y hallan otra commodidad en llegando, que aunque el dinero habia de ser lo primero que se entriega, les dan permiso para que vayan enterando a pausas, haciéndoles esperas de tres y cuatro meses, dándoles lugar a que vendan la ropa que traen de su cuenta: con que este es el menor provecho que tienen los que van por la real hacienda, y son los que mas justificadamente proceden, segun las opiniones de todos. que Lo que podemos asegurar es que los jéneros que se traen, de ruanes, bayetas, bombasíes, damasquillos y paños tundidos, dulces y otras cosas, suele ser lo mas dañado y de avería, que en el Pirú era imposible que pudiesen algunos de ellos tener salida. Asentado esto ser verdad pura, no me parece será mala conjetura la que se hace, de que los ministros y superiores tengan alguna intervencion en estos tratos, siendo así me puedo persuadir a tal, porque fuera faltar la razon y la justicia, y ser los príncipes y gobernadores tratantes y mercaderes de la justicia, como lo dijo el profeta Micheas; y Sophonias los compara a los leones hambrientos, que es peor que ser lobos rapaces entre sus ovejas, esto es, entre sus inferiores y súbditos, verificándose en ellos lo que dijo el profeta Ezequiel; en cuyo lugar dijo San Agustin las siguientes palabras: adonde los príncipes que gobiernan, son lobos hambrientos para chupar la sangre y el sudor del pobre, es fuerza que falte la justicia, y con su falta ¿qué pensais que son los reinos, sino es un depósito de ladrones, cuyos robos y maleficios los hacen depravados y perversos? Algunos semejantes príncipes superiores sin duda habrán experimentado nuestras provincias de Chile; con que no solo se han despeñado ellos, sino es tambien condenado a otros, imitando a los príncipes sacerdotes, que habiendo llegado a ellos el malhechor y sacrílego Judas, pesaroso y arrepentido de haber vendido a su maestro, confesando su culpa, no echan mano dél, ni le condenan por malhechor, ingrato y causador de la mas atroz maldad que se ha cometido, y se contentan con solo decirle: ¿qué se nos da a nosotros de lo que tú has hecho? hubiéraslo considerado ántes y visto lo que hacias. ¿Qué fué la causa de que estos príncipes jueces no atendiesen ni acriminasen la culpa y el pecado manifiesto y confesado por el delincuente mesmo, pues no necesitaba de mas probanza su delito, y le permiten salga de sus presencias desesperado y se condene, que pudiera ser que ejercitando en él la justicia debida a su pecado, alcanzase de Dios la misericordia? Lo que yo he juzgado de la omision de estos jueces, y de haber dejado a Judas libre y dádole mano, fué haberles entregado la bolsa del dinero, que es el que atropella la justicia y hace que enmudezcan los jueces. Otros hai contemplativos y ambiciosos del mando, como Pilatos, que no hallando causa alguna por donde condenar a muerte a nuestro amado Redemptor, le hizo dar la sentencia injusta el decirle que no