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HISTORIADORES DE CHILE.

seria amigo del César si perdonaba a Jesus, nuestro bien. ¡Cuántos ministros jueces se habrán reconocido en las Indias como Pilatos, que por contemplaciones del superior y por conservarse en su gracia, hayan dado sentencias inicuas, y condenado a muerte a algunos inocentes! Quiero aquí cortar el hilo a la pluma por no encontrar con algunos de nuestros tiempos que en lugar de ser verdaderos pastores de sus rebaños, padres y amparo de sus súbditos, han sido lobos hambrientos de la sangre de sus mansas ovejas: causas y fundamentos que me obligan a discurrir, que no tan solamente nuestro desdichado Chile (que es de adonde propiamente voi hablando) ha de ver su fin postrero con los afanes y tormentos de su prolija guerra, sino es tambien mui gran parte de las Indias, si no se pone mui gran remedio en sus excesos y en la conservacion y aumento de sus naturales indios, que a grande priesa se van consumiendo y acabando, porque los que habian de ser su amparo, su defensa y proteccion, son los mayores enemigos y contrarios mas ciertos que los asisten; y por no aclarar mas este punto y señalar con el dedo las personas, pasarémos a otro capítulo y llevarémos adelante la materia principiada del situado de Chille.

CAPITULO XV.

En que se prosigue la materia que el capítulo pasado dió principio, sobre el situado del reino de Chille. Bank Son tantos los alanos que por diversos caminos tiran sus dentelladas a la real hacienda del situado, que es necesario para nuestro propósito no perder el tiro en descubriéndose el blanco, y en hallando la ocasion no dejarla de la mano, y entrarnos por estas veredas, aunque por un rato dejemos el camino real de nuestra historia, que ella es la que nos va encaminando por las que se ofrecen y son ajustadas al intento principal de nuestros verdaderos discursos. Hame dado mucho que pensar lo que se hace y se platica en los oficios de papeles, principalmente en el de la veeduría jeneral, que es de adonde salen ajustados los sueldos por mano de los plumarios; que huyendo algunos del trabajo ordinario que el pobre soldado padece en la campaña, se arriman a la pluma tan humildes, tan corteses y agradables, como desnudos de ropa, y aun de costumbres malas.d Antes de entrar en este laberinto, que el de Creta no pudo ser tan confuso y intrincado, diré lo que vale y puede un escribiente, en cojiendo uno de estos la pluma en las manos, y revolviendo las listas y papeles: dentro de breve tiempo, si entró desnudo y sin camisa en el oficio (que así suelen entrar mui de ordinario) y aun sin cañones, le vemos luego cubierto de muchas plumas, bien vestido y con dineros sobrados, y tan soberbios y altivos a cuatro dias, que no conocen ni ven, porque miran por cima del hombro; y si alguna persona de cuenta los ha menester para algun ajuste de cuentas, o otras dependencias