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HISTORIADORES DE CHILE.

HISTORIADORES DE CHILE. 30 53202

CAPITULO XVI.

En que se queja el autor de los ministros rectos, y para lo que les importa, omisos. 244 Aquí entra ahora mi queja, que la tuvey tengo de la justificacion y rectitud que conmigo mostraron estos ajustados ministros y puntuales ejecutores.¿Cómo no se guardaba esta forma y este stilo de dar al soldado en mano propia su socorro, cuando se lo quitaban de lo mas bien parado del para pagar a algunos mercaderes y pulperos las drogas y conchabos que tenian con ellos, dándoles la botija de miel a diez patacones para volvérsela a comprar a cinco, y otras cosas a este modo? Y para mas seguro de estas cobranzas, llegaba un ministro o oficial mayor de la veeduría a acreditar al soldado en estas tiendas: y esto se pagaba puntualmente, aunque el soldado lo repugnase, y para esto no habia placarte ni órden de dar en mano propia al soldado su socorro, o ya porque la tienda corria por superior jerarquía, o porque en estos abonos tenian los ministros algunos intereses vinculados; con que se conoce que los tales oficiales mayores y plumarios, son los que ajustan las cuentas como quieren, dan y quitan el sueldo a quien se les antoja. Y para prueba de esta verdad, referiré lo que le sucedió a un pobre reformado, envejecido en el servicio del Rei N. S. Este reformado pudo ser faltase a alguna muestra, o a la última que se acostumbra para socorrer el ejército, con licencia o sin ella, de que tuvo ocasion el oficial mayor de apuntarle el sueldo, y habiendo llegado a noticia del soldado, clamó al cielo el desdichado porque tenia su sueldo quitado y se hallaba desnudo, sin tener con que cubrir sus carnes ni a sus hijos; hizo algunas dilijencias por ver si por algun camino podia negociarle, y habiendo llegado a este ministro mayor de papeles a significarle su necesidad y a que se doliese dél, le respondió que si quería su sueldo, habia de pagar ante todas cosas una cantidad que debia a un particular dependiente suyo: el desdichado reformado vino en el partido, porque le diesen alguna cosa con que remediar parte de sus necesidades. En esta conformidad le despacharon su boleta, y habiendo llegado con ella a que le socorriesen con los jéneros que contenia, el ministro y oficial mayor, teniendo en la mano el socorro, le dijo: vmd. ha de dejar aquí de este socorro cincuenta patacones que debe a fulano. Pues, como reconoció el soldado que tasadamente le quedaban veinte pesos, que ni aun para vestirse tenia, juzgando que tendria algun recato, o por mejor decir, vergüenza este ministro por estar, como estaba, la municion o el almacen ocupado de varios negociantes, le dijo, que de aquello poco que el Rei le daba de sueldo, no podia pagar aquel año; que el venidero satisfaria con mucho gusto la cantidad, que para el efecto tenia hablada la parte, y que así se sirviese de entregarle todo su socorro, que tenia sobre el mostrador; a que le respondió indignado que con él no se tenian aquellos tratos, que pues no queria cumplir la palabra que le habia dado, que fuese con Dios sin cosa alguna, porque te-