Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/263

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
249
NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

habia hallado lo que habia salido a buscar a ruegos suyos; a que le respondí, que las yerbas que habia encontrado, no eran las principales que conocía, pero que tambien las que me habia deparado mi solicitud y cuidado, eran mui medicinales, y que en el entretanto que no encontrábamos con las otras, daríamos principio a la cura con aquellas. Pues ¿cuándo quereis, capitan (me dijo Pedro), que curémos a la enferma? En hallando lo que es menester mas forzoso, le respondí juzgando que no hallaria los jéneros que le signifiqué ser necesarios. Pues ¿qué es lo que es menester para la cura? volvió a decirme Pedro, que yo lo buscaré al instante. Es menester, le dije, muchos trapos de camisas viejas, y un pedazo de puerco gordo que no tenga sal, un cabo de vela de cera grande, un jarrillo de aceite, unas malvas y una poca de levadura, y para hacer el cocimiento, una olla de buen porte nueva, que no hayan cocido ni guisado en ella cosa alguna. Pues voi a buscar todo lo que me habeis dicho (respondió Pedro), porque no dilatemos esta cura. El viejo Tureupillan, que estaba asentado al fuego, le dijo, que para qué se queria ir a mojar, ni salir de su casa con tiempo tan riguroso, que aguardase a otro dia; él no quiso aguardar a mas razones y se fué diciendo: no son estos aguaceros de dura, que luego pasan; y nos dejó con la palabra en la boca (como dicen), por el deseo que tenia de ver a su mujer puesta en cura.

CAPITULO XVIII.

En que refiere el autor las noticias que tuvo de las antiguas acciones de nuestros antepasados, en casa del primo de Tureupillan. BREDDE RIS anpunais locaizup Despues de haber salido nuestro amigo Pedro con toda priesa, nos asentamos al fuego con nuestro viejo huésped, que al punto mandó que nos trajiesen un cántaro de chicha y alguna cosa que comer, que luego nos pusieron delante los guisados que mas ordinariamente acostumbran, de carne, mote de maiz y porotos, bollos de lo mesmo, con extremada chicha, que siempre la hai sobrada en la casa de los caciques principales para los casos que se pueden ofrecer, de huéspedes de respecto; que no es cacique principal el que no está abastecido de este jénero. Estuvimos en buena conversacion mién tras comimos: preguntando el viejo lo que habíamos hecho en casa de su primo, yo le signifiqué cuán agradecido habia vuelto a los agasajos y festejos que me hizo; los chicuelos dijeron con mucha risa y contento: chan (que quiere decir padre), tambien bailó el capitan; que como no me habian visto hacer otro tanto, aunque se me habian ofrecido algunas ocasiones de bailes en nuestros vecinos ranchos, tuvieron a gran favor el que yo habia hecho a aquel cacique, y como celoso, el viejo me dijo: pues ¿cómo, capitan, no nos quisisteis dar ese gusto el otro dia cuando nos entre tuvimos y nos holgamos en casa de Millalipe? que así se llamaba un cacique vecino a nuestro rancho, tres o cuatro cuadras divididos. Yo me disculpé con decirle, que por recien llegado a su distrito y estar en casa ajena, no me habia dado