Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/281

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
267
NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

antojo y apetito de adquirir y dar, y otras semejantes cosas son las que en la guerra justa son culpables, y las que contradicen la razon y el derecho. Esta intencion dañada bien se manifestó patente en los antiguos conquistadores, con las acciones y inhumanos tratos que habemos referido; con que en ellos se han visto bien cumplidas las razones que da San Agustin para que se conozca la guerra que es injusta y mal encaminada. Y últimamente, para echar el sello a sus acciones y a la cudicia con que entraron, nos dijeron los viejos caciques que vendian los muchachos y las chinas por esclavas; ya que públicamente no podian, que de secreto las robaban de los pueblos para llevarlas al puerto de Valdivia, adonde las dejaron vendidas y cambiadas sin justo título. Considérese bien la accion, y medítese el sentimiento y dolor con que quedarian los padres y las madres con la falta de sus hijos, sin saber cómo ni de qué suerte se habian desparecido, los clamores y llantos de los inocentes, que los desviaban de ellos, los suspiros y sollozos con que se apartarian de su patria, del abrigo de sus padres, deudos y parientes, amigos y compañeros, despues de haberse reducido y sujetado a la vil servidumbre que padecian, vejados, oprimidos y trabajados con tributos excesivos y cargas onerosas, demas del personal servicio que sobre sus hombros tenian, así hombres como mujeres, muchachos y chinas. Habiéndoles recibido. paz con título de vasallos de S. M. los engañaron, trocándoles el nombre en esclavos, y mui viles y desdichados; que pudiéramos decir a nuestros conquistadores las razones que dijo San Agustin a Bonifacio: no se busca la paz para que se ejercite la guerra; ántes sí, el fin de la guerra es la paz; sed pacíficos en la guerra, para que aquellos a quien expugnais, los encamineis, venciendo, a la utilidad y provecho de la paz. plus ait in No fué esto lo que los antiguos y primeros conquistadores intentaron, sino fué el admitir la paz de estos pobres bárbaros infieles para hacerles la guerra mas a su salvo y sobre seguro, con las acciones que habemos referido; que estas obligaron a que se volviesen fieros enemigos, a los que de ántes eran domésticos siervos y vasallos humildes. A este propósito dijo Séneca unas palabras mui ajustadas, entre otras elegantes. Cuantos siervos y esclavos nos asisten, otros tantos enemigos son los que nos acompañan; no los tenemos por enemigos, mas hacemos por fuerza que lo sean, miéntras somos con ellos soberbísimos, contumeliosísimos y cruelísimos. Esto fué lo que subeedió a la letra con nuestros conquistadores, que teniendo a sus vasallos leales, mansos, humildes y sujetos, quisieron hacerlos enemigos declarados, con vejaciones, con cargas insufribles, tributos exorbitantes y penosas pensiones, que a los mas ajustados y fieles vasallos del Rei N. S. tal vez obligarian a que de necesidad y forzosa obligacion contribuyesen con lo que toca de derecho, mas que de grado ni amoroso reconocimiento. Constituyó por tributarios el pueblo de Israel a los Cananeos (dice el arzobispo Villarroel), y fué lo propio que criar enemigos, que no hai cosa que mayor aborrecimiento cause contra el príncipe, que la imposicion onerosa y