Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/296

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
282
HISTORIADORES DE CHILE.

DIE S HISTORIADORES DE CHILE. 282 tió Quedamos emboscados (prosiguió el cacique) mas de mil indios, y otros tantos serian los de a caballo que se mostraron al ejército español, que vino caminando para ellos; y lo que estaba dispuesto entre nosotros, era que nuestra caballería se fuese retirando a toda priesa, hasta pasar la estrechura del paso montuoso, que a un costado dél, entre las mas tupidas y escabrosas ramas de aquel monte, estábamos los infantes encubiertos, para que luego que pasasen los españoles tras de nuestra caballería, les cojiésemos las espaldas, y la nuestra revolviese sobre la vanguardia. La disposicion habia sido con buen arte y con militar acuerdo, si el Maltincampo Alvaro no fuese tan gran soldado, y estuviese tan adelante de nuestros pensamientos y disinios; pues al punto que llegó a aquel sitio, como si le hubiesen avisado de nuestro cauteloso trato, habiendo su caballería querido arrojarse tras la nuestra, la mandó detener con toda priesa, y poniendo en escuadron su poca jente, hizo rejistrar nuestra montaña con la mosquetería que traia siempre por delante, y como las pelotas (que así llaman a las balas) penetraban lo mas oculto del bosque en que asistíamos, haciendo grande daño en los que por aquella parte tenian cojida la frente, fué forzoso el descubrirnos y salir a campaña descubierta, resueltos a morir ántes peleando que volver las espaldas al peligro manifiesto. Hicímoslo así, embistiendo por tres partes al escuadron armado, y la caballería nuestra acomepor otra parte; y cuando juzgamos a los primeros lances llevarnos los españoles por delante, porque eran pocos, nos salió mui al contrario; pues habiéndose trabado una batalla sangrienta, de manera que por una parte tuvimos el escuadron desbaratado, y muertos algunos españoles, en cuya ocasion llegó Alvaro el Maltincampo con un trozo de caballería, y empezó dando voces a animar su jente, y atropellar nuestra infantería con tal furia y valor, que dió lugar a su infantería a ponerse en órden y disparar sus arcabuces y mosquetes, que nos obligaron a poner en huida, procurando. ganar la montaña de adonde habíamos salido, y nuestra caballería por otro cabo, a rienda suelta, solicitando escaparse a toda priesa; despues de haber quedado de los nuestros mas de ducientos indios tendidos sin vidas en aquella campaña, y algunos de los españoles tambien, porque verdaderamente a la primera embestida, llegamos a ajustarnos de manera que de una y otra parte cayeron algunos. Fuimos a toda priesa, ya desbaratados, ganando la montaña, hasta llegar parte de los nuestros a abrigarse de nuestra caballería, que por la ceja del monte se iba retirando; y juzgando algunos de mis compañeros que con mas seguridad nos libraríamos quedando en lo mas áspero del monte, nos sucedió mui al reves de lo que imajinamos, porque habiéndole cercado de postas, entraron los puconas (que así llaman a los indios amigos de los españoles) con cien arcabuceros, disparando por entre las mas espesas ramas, y escudriñando los mas secretos bosques me sacaron en compañía de otros mas de ciento, que por todos los captivos fuimos mas de ducientos, y los muertos serian otros tantos; con cuya victoria révolvió el Maltincampo su ejército para Arauco,