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HISTORIADORES DE CHILE.

manta que me diste, era verde con listas amarillas, blancas y azules; y esta la traje a mi tierra, y siempre que la miraba, me acordaba de tí y del bien que me hiciste; y al punto que supe que asistias de esta banda del rio de la Imperial, te mandé labrar una manta, dos camisetas y unos calzones, para que tengas que mudarte y andes limpio, que si nuestras alhajas fueran de mas lucimiento y costo, ten por sin duda que igualaran a mis deseos, cuando no a lo que mereces. Con esto llamó a uno de sus criados que estaban asistiendo con las cargas, y le mandó las trajiese a mi presencia: hízolo así el criado, y trájome el repuesto a donde yo estaba, en presencia de todos los demas caciques, quienes me daban muchos parabienes, y haciéndome cada uno de ellos grandes agasajos. El regalo fué compuesto de lo que referiré: Primeramente, cuatro botijas de chicha regalada, las dos de frutilla pasa, que es de las mejores que se beben, y el jénero que mas dura sin acedarse, y que no es comun como las demas, por no haber en todas partes de este licor suave; las otras dos de manzanas, que como no esté pasada de punto, es cordial y de lindo gusto. Lo segundo que me pusie. ron delante, fueron dos zurrones de frutilla seca y bien pasada, y otros dos de harina tostada de maiz, revuelta con quinua y made, con unos bollos en medio de porotos, linaza tostada y otras legumbres gustosas de que ellos usan por regalo, dos docenas de rosquetes de huevos y otras dos de panes de maiz, que llaman umintas y nosotros tamales; dos docenas de gallinas y capones, y una botija de miel de abejas, clara y de extremado gusto. Despues de esto desenvolvió un lio o fardillo, en que me traia una manta mui bien labrada, dos camisetas, la una pequeña, cerrada por los lados y flocada a la redonda, que así las usaban los caciques debajo de las demas camisetas grandes, que sirven como a nosotros de coletos de gala o armadores: esta camiseta era mui curiosa, labrada y listada de varios colores; otra camiseta colorada, que parecia un terciopelo carmesí, con unos calzones de la mesma tela, guarnecidos por los cantos y costuras de un galon amarillo con azul entretejido. Y al fin de todo esto, que mi amigo Quilalebo encargó a su mujer y a su hija se hiciesen cargo del presente, me echó al cuello una bolsa mui curiosa, que se la quitó de encima, que usan tambien los caciques traerla colgada, pendiente de una curiosa faja, a modo de tahalí entre nosotros, y en secreto al oido me dijo, que guardase aquellos panecitos que estaban dentro para llevar a mi tierra, que allá servirian de algo, porque los españoles antiguos decian que era el jénero de mayor estimacion que se hallaba entre ellos, y de precio mas levantado. Agradecíle como era justo su regalo y su presente, y mucho mas la accion pública que conmigo hizo, pues de ella se orijinó que los que no me comunicaban, lo hicieran con agrado y cortesía, y los que me tenian buena voluntad, la continuasen con mayor afecto. 1 mint a sup orgy nizombia Aquella noche estaba dispuesto el baile y el regocijo que acostumbran en sus cavas y en el trabajo de sus sementeras, y por haberse el sol ya trastornado, se quedó con nosotros mi correspondiente, y el cacique Qui-