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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

En esta ocasion llegó la madre de esta muchacha al sitio en que nos hallábamos parados y en nuestra conversacion metidos, y me brindó con un jarro de chicha clara y dulce, de las botijas que me habia traido el cacique Lepumante, tratándome ya como a su yerno, significándome el gusto que tenia de que Quilalebo su marido me hubiese dado a su hija, porque ella era de las señoras principales de Valdivia, y aquella niña nieta de uno de los conquistadores antiguos, que me le nombró en aquella ocasion, y como cosa que importaba poco (cuando ella estaba connaturalizada con aquellos bárbaros) no encomendé a la memoria su apellido. Hallé blanco en que decirla los inconvenientes que por entónces se me ofrecian para no empeñarme en el amor de su hija, repitiendo lo propio que poco ántes acabé de significar a ella, con razones corteses y agradables; y como mujer de entendimiento, aunque abrutada en el lenguaje, traje y costumbres, me respondió, que le parecia mui ajustada mi razon, pero que no obstante lo propuesto, Quilalebo su marido tenia voluntad de que yo la festejase y bailase con ella de la mano, y cojiéndosela a la hija, me asió la buena vieja a mí de la otra, y en medio de las dos, mostrándome alegre y placentero, hice lo que los demas circunstantes en concurso comun ejercitaban: y aunque corporalmente asistia, a mas no poder, en medio de estos combates, el espíritu y el corazon estaban ante la presencia de Dios, solicitando su ayuda y eficaz auxilio, que comunica piadoso a quien con temor le ama, que es doctrina de San Pablo. ¿Quién no confía y pone sus esperanzas en la grandeza de nuestro Dios y Señor verdadero, cuando en pintadas tablas y dioses falsos las tenian los jentiles puestas, y se aseguraban de sus socorros y auxilios en todos sus acontecimientos, peligros y adversidades, como lo notó Ciceron? Tú que piensas (dice) que no cuidan de las cosas humanas los sagrados dioses, ¿no advertirás que muchos que huyen de la fuerza y rigor de la tempestad neptuna, son llevados por nuestros pintados dioses (con la fuerza de sus imájenes en unas tablillas puestas) a salvamento, y a seguro puerto encaminados? Y Lucano a este propósito expresó las medidas razones que se siguen: Nunc, Dea, nunc succurrere mihi, nam posse mederi Picta docet templis multa tabela tuis. Si el bosquejo en la tablilla De vuestra imájen nos muestra Et ser, bella diosa, vuestra Para obrar con maravilla, Sacadme os ruego a la orilla De mi tempestuoso mar, Que bien me podeis librar Del tormento que padezco, Y aunque yo no lo merezoo Bien os lo podré rogar.