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HISTORIADORES DE CHILE.

aquel dia, para mí bien penoso, si para ellos bien alegre y regocijado, y a breve rato nos quedamos con el sueño privados de nuestros sentidos, y los demas del comun concurso continuando sus voces y cantos con tamboriles y bailes, comiendo y bebiendo con grande gusto lo restante de la noche.

CAPITULO XXXIV.

En que se refiere la disposicion que hubo para la despedida del cacique de la Villarieny se moraliza el mal uso de las guedejas. atendo la Amaneció otro dia, para nosotros mas tarde por haber sido la noche entretenida y haber estado lo mas de ella desvelados: despertamos del sueño el sol bien alto, si bien las mujeres del cacique Quilalebo madrugaron juntamente con él, como quienes tenian a su cargo el regalarnos. Poco despues de los dueños de la casa, me levanté del lecho, dejando en él al compañero correspondiente, y con un mesticito, hermano de la moza contenida en el tratado casamiento, salimos al estero a repetir el baño continuado de mañana, adonde encontramos algunas muchachonas desnudas en el agua, sin rebozo, y entre ellas la mestiza, hermana de mi compañero (que tambien por su parte me insistia y solicitaba para que la comunicase a lo estrecho), entre las demas muchachas se señalaba y sobresalia por blanca, por discreta y por hermosa. Confieso a Dios mi culpa, y al lector aseguro como humano, que no me ví jamas con mayor aprieto tentado y perseguido del comun adversario; porque aunque quise de aquel venéreo objeto apartar la vista, no pude, porque al punto que nos vieron las compañeras que con ella estaban, nos llamaron, que en estos entretenimientos y alegres bailes, como solteras y sin dueños ni maridos, suelen servir de bufonas; y porque no me juzgasen extraño y descortes a sus razones, respondí con agrado y buen semblante, diciendo que a otro cabo nos íbamos a bañar con toda priesa. Y aunque nos convidaron con el sitio en que ellas desnudas asistian, pasamos de largo a otro emboscadero y lugar mas oculto, excusando el envite con palabras de chanza, respondiendo conforme nos hablaron. ONE Contemplemos un rato la tentacion tan fuerte que en semejante lance el spíritu maligno me puso por delante: a una mujer desnuda, blanca y limpia, con unos ojos negros y espaciosos, las pestañas largas, cejas en arco, que del Cupido dios tiraban flechas, el cabello tan largo y tan tupido, que le pudo servir de cobertera, tendido por delante hasta las piernas, y otras particulares circunstancias, que fueron suficientes por entónces a arrastrarme los sentidos y el spíritu; que al mas atento y justo puede turbar el ánimo una mujer desnuda, como le sucedió al Rei Profeta, que vió lavarse a una mujer sin velos, y le llevó no tan solamente la vista de los ojos, pero tambien los afectos íntimos del alma; en cuya ocasion, a este propósito, dijo un curial poeta los siguientes versos: ob-ojaden lob znanossby ncially el ob oupions lo nuo smijpool