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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

ou eup ol ardoa Porque la mujer desnuda Cosa delicada es, Ha de estar entre Porque el aire no la danas ouproq ojal vidrieras rierasto oup disordm de.j la endos sesut of ureta neid sun sannd zu song sbaisu otenloba enin v. Mas, despues de haber experimentado lo que es la mujer en carnes, ondatustes enf trocara yo los versos de esta suerte: seosang of on espoioon sol up is y asju ob sado 20 Porque la mujer desnuda sol sollodeo sof nxitus Cosa perniciosa es, 2011 Ha de estar entre paredes obaaslom un e 500 411043 oduo Porque no la puedan ver.rota y sotas sodoul omot goland A ob silimoll al ondos cot deiro caule Y esto seria lo mas seguro para no poner tropiezos a nuestra frajilidad humana. istem asla oldid no joselinovili ciline DEST. La mayor gala y hermosura en la mujer, en mi opinion, es la limpieza y la frescura, y esta es la que lleva y arrastra el apetito, mas que la gala, el ornato, ni el afeite; porque hai algunas que salen de los límites de este antiguo abuso de tal suerte, que por adonde piensan granjear aplausos y favores son objetos de risa a los mas cuerdos: y juzgo de verdad que es permision del cielo, para castigo de las que solicitan con lascivos deseos el ser bien miradas y aun tambien festejadas, que las que con esta mira y intencion se adornan y se pulen, traen consigo el pecado que las afea y hace abominables, porque es cierto, como resuel-d ve Santo Tomas, que peca mortalmente la que con sus ornatos y afeites desea y solicita provocar a lascivos apetitos y deseos deshonestos.iv Y explicando el citado santo y definiendo las palabras de San Cipriano, P despues de haber dicho que las que quieren transformarse y mudar susof facciones con los ungüentos y betúmenes que se ponen, contrastan cond la voluntad de Dios, procurando reformar lo que la divina Providencia m formó en ellas, dice mas adelante hablando con alguna de éstas, o con las mas: no podrás ver a Dios, dice a la mujer enmascarada, porque los ojos que puso en tí, no son los que muestras en el rostro, sino sono los que el demonio te mudó por ellos. ang Tobnogene Bol Saquemos de aquí algun moral para nuestro intento, aunque el dis-b creto lector adicione mis digresiones largas, que ya tengo advertido que son y han de ser el blanco principal de mi desvelo. Si es vituperada accion en las mujeres adornarse y pulirse siendo con el exceso que se ha dicho, y con la intencion lasciva declarada, con ser en ellas costumbre tan antigua, como nos lo enseñan las sagradas letras b en ocasion que despachó Joab a la tecuita al rei David, diciéndola que o se finjiese dolorida, llorosa y triste, y lo mas, que no se puliese ni afei-i tase para hacer mas propiamente el papel de lastimada viuda (que en aquellos tiempos no se debian de afeitar las que lo eran): ¿cómo no se f rán abominables y notados de mujeres los hombres que descaradamente les hurtan el oficio acostumbrado, haciendo lo que ellas hacen? un ob 07 Mandaba Dios en el Deuteronomio que de ninguna suerte ni mane-D ra la mujer vistiese el traje ni vestidura del hombre, ni el varon el de