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HISTORIADORES DE CHILE.

Teneis razon por cierto (dijo el cacique), que parece cosa imposible haber echado de nuestras tierras a los españoles, si no fuésemos ayudados de nuestro Pillan, y entregados ellos de su Dios, como decis: porque noté una cosa en aquellos tiempos de batalla y guerra, que parece que los españoles y soldados estaban como ciegos y dormidos, sin saber defenderse de nosotros, ni oponerse al tropel de nuestras armas. En lo propio que advertisteis (respondí al cacique), hallaréis la prueba de lo que os he dicho, que cuando castiga Dios N. S. a los pecadores y depravados hombres, permite que sus propias culpas y pecados los cieguen y perturben los entendimientos, y se hagan pusilánimes, se acobarden y temerosos se recelen. El rei Saul, poderoso enemigo de David, acompañado de innumerables soldados y de la réjia majestad vestido, luego que conoció su pecado, se acobardó de tal suerte en la presencia del Profeta Rei, que le dijo humillado, que le hiciese juramento de no borrar su nombre ni quitar de casa de sus padres su semilla. Pues ¿qué es la causa de que Saul, rei poderoso, acompañado de sus ministros y criados, tiemble en la presencia de David, que fujitivo de sus rigores excusaba ponérsele delante? Sabeis por qué (dice Theodoreto)? es tanta la flaqueza de la culpa y del pecado, que el que era rei y monarca de tantos millares de soldados, se atemoriza y humilla a pedir rogando a un fujitivo que mire con benignidad su casa. Veis aquí lo que hace el pecado: ciega los entendimientos, acobarda los ánimos y adormece los sentidos; que concuerda bien con lo que notasteis, en aquellos tiempos, de aquellos antiguos españoles, que sus delitos y culpas los tenian suspensos, atónitos y fuera de sus juicios; que este es el castigo que da Dios a los que se sujetan desenfrenadamente al torpe vicio, el cual les sirve de tormento, y el mesmo pecado de pena y de castigo. Dijolo Séneca escojidamente, y Juvenal al intento cantó estos versos: NOTAS Templo quodcumque malum commititur, ipsi Displicet autori: prima hæc est ultio, quod se Judice, nemo nocens absolvitur, improba quævis Gratia fallacis prætoris viserit urnam. Es tan torpe el pecado Y de su natural horrible y feo, Que se halla castigado En su propio placer y en su trofeo, Y el mesmo que lo hace, De su aparente gusto se desplace. Y dijieron bien estos autores, porque no hai culpa ni pecado que quede sin castigo, teniendo su pena en su propia maldad y pecado. Y es de tal calidad su mala nota y ejemplo, que al mesmo que lo emprehende desagrada: y esta dice Juvenal que es la primer venganza o castigo de la culpa; que aunque sea juez de su mesma causa, no puede absolverse ni librarse de ella. Y para mayor prueba y última conclusion de lo que habemos dicho, ¿puede haber tormento mas penoso ni castigo con mas