Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/327

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
313
NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

mero es efecto propio de su potencia, lo segundo de su bondad y misericordia. Con que podréis estar cierto (camarada) que nos castiga Dios con esperas de muchos dias, y para hacernos bien cuando aflijidos nos hallamos, se adelanta veloz su piadosa clemencia. Con mucha atencion y cuidado he escuchado vuestras razones (dijo el cacique), y han sido para mí de grande gusto y consuelo, que aunque nos cristianaron vuestros antepasados, no supimos jamas lo que era Dios, porque, como os he referido, los que habian de ser nuestros maestros y cuidar de industriarnos en la católica fee y conocimiento de vuestro Dios verdadero y de sus santas obras, como vos me habeis explicado, nos enseñaban con sus costumbres lo que aun entre nosotros era abominable y contra el natural de nuestro modo de vivir. Y aun por eso permitió nuestro Dios y Señor que no permaneciesen aquellos antiguos edificios y soberbios muros, cuyas memorias traen a la mia las palabras del sacerdote Esdras despues de haber escuchado las ruinas y incendios de Jerusalem, dice que se asentó a llorar amargamente. Así me subcedia siempre que hacia recordacion de aquellas perdidas ciudades y antiguos edificios abatidos y postrados por el suelo. Estando en estas razones entretenidos mi camarada y yo, llegaron las mujeres de sembrar sus chacras a tiempo que el sol se nos ausentaba, con cuya falta nos vimos obligados a ir en demanda del abrigo de los ranchos y del material calor, que suple el natural de sus ardientes rayos; de camino nos llevamos un hacecillo de leña para calentarnos y hacernos de cenar, siendo el cacique el primero, que este es el ejercicio ordinario aun en los mas principales viejos. Con que acabarémos aquí nuestro capítulo, que parece haber sido dilatado pero inexcusable, y de lo referido y platicado sacarémos en el siguiente algunas consecuencias y morales hilaciones para el principal intento de estos discursos, que son encaminados a la dilacion de esta guerra y a la felicidad de mi captiverio,

CAPITULO III.

En que se ponderan las razones del cacique, y se prueba el haber sido los antiguos transgresores de la divina lei, sacrilegos y escandolosos, idólatras conocidos. que Falto de la luz del entendimiento será el que por lo dicho y exajerado del cacique Quilalebo, no conozca y alcance fué conocido castigo de la suprema mano el que dió a los antiguos edificios, juntamente a los habitadores de ellos por transgresores de la divina lei, por sacrílegos y escandalosos, por idólatras conocidos y de dioses falsos cultores: probemos estas razones con las acciones de nuestros pasados. Transgresores de su lei, ya se vé que lo fueron, pues no tan solamente la quebrantaban, sino que tambien daban ocasion a sus allegados, súbditos y feligreses a que la menospreciasen y abatiesen; y de estos habló el Profeta Rei diciendo: grande aborrecimiento tengo a los inícuos y