Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/351

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
337
NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

¿Cómo es posible que con estas experiencias, que cada dia tocamos con las manos, demos crédito a lo que decis, y tengamos por firme lo que nos prometeis? ¡Ah infernal cudicia! que esta es la que no ha dado lugar a conseguir verdadera paz, quietud ni sosiego, ni la ha de permitir la esclavitud de esta nacion, que es la causa principal de la dilacion de esta prolija guerra. inte Respondí al cacique en aquella ocasion lo que en esta no sabré deeir, porque verdaderamente sus ciertas y patentes razones me pusieron confuso y atribulado; solo dije a mi amigo Quilalebo vuestras verdaderas quejas, camarada, son tan justificadas, que no me dan lugar a deciros mas, de que lo malo y perjudicial que tenemos, es el estar sujetos y subordinados a sola una voluntad y al gusto y apetito del que nos gobierna; que si este obra mal y es llevado de la cudicia con extremo, no hai quien pueda irle a la mano, con que todos venimos a ser culpados en sus acciones cuando son mal encaminadas: que muchos hai entre nosotros ajustados a la razon, piadosos, apacibles y de excelentes naturales, y que sienten no bien de semejantes excesos, como los que me habeis referido, aunque los mas ministros superiores del ejército se van con la corriente y con el gusto del que gobierna, porque son tambien parciales en la esclavitud de esta desdichada nacion, que es la que perturba los entendimientos y ciega los ojos del mas atento spíritu. Tambien me dijisteis, capitan (dijo el viejo), que era diferente el tratamiento y agasajo que hoi hacian a los indios amigos, que se reducen y sujetan a vuestras voluntades, y con todo eso vemos que se vienen muchos a vivir entre nosotros, y no de los de menor esfera ni ménos cuenta, como entre ellos son Colpoche, gran soldado de la cordillera, y Lientur, que gobierna hoi las armas y es caudillo principal de la guerra, por su valor y sagacidad; y segun he entendido, el uno se vino porque inquietaban sus mujeres y las de sus compañeros, y las forzaban, y el otro, porque resueltamente se las quitaron, siendo la cosa de mayor estimacion que tenemos nosotros. Estos no son buenos agasajos, como decis, ni lícitos tratamientos. Si eso es así, Quilalebo (respondí a sus razones), no puedo deciros otra cosa, mas de que entre los que son buenos hai malos españoles, y no puede un superior que gobierna llegar a saber todo lo que pasa y se hace en las reduciones, ménos de que se quejen las partes lastimadas; y si habiéndolo hecho, el cabo o capitan a cuyo cargo está el remediarlo no castiga severamente esos atrevimientos y desatenciones, hacen mui bien de dejar nuestra comunicacion y trato, cuando les es de tanto daño y perjuicio. Dejemos en este punto por un rato nuestro parlado entretenimiento, y sobre lo dicho permítame el letor discreto una digresion forzosa, encaminada a la proposicion mas recta de este libro. 43 sup oltives