HISTORIADORES DE CHILE. dos comesot aibahas sup shiling as co
CAPITULO XII.
cop En que se ponderan las razones del cacique Quilalebo, y se da a entender las quejas de nuestros antiguos indios amigos, y algun moral de sus rezones. hudcaloen al risin El agasajo malo y trato cauteloso de los nuestros, dijo el viejo que obligaba a los amigos reducidos a desamparar nuestras fronteras y dejar nuestra comunicacion y compañía; y hasta hoi no he visto ni leido escritor de estos tiempos que haya solicitado ni puesto en escrito los fundamentos y causas que han tenido estos naturales para haber puesto en ejecucion sus traiciones y exajeradas maldades, que lastimados y aflijidos han emprendido en diferentes tiempos y ocasiones; que yo manifestaré algunas, por haberse ofrecido esta ocasion inexcusable, y que será al intento de importancia.houry En los capítulos atrasados habemos reconocido y visto el oríjen principal de los primeros alborotos, alzamientos jenerales y desolaciones de aquellas antiguas ciudades; que por lo que obraron nuestros primeros conquistadores, se conoce claramente haber sido mas castigo de la divina mano el que experimentaron, que fuerzas humanas las que los vencieron y sujetaron a sus siervos y enemigos, que es la pena que por nuestras culpas y pecados nos da Dios N. S. para que correjidos conozcamos su justicia, que la saca del medio de nuestros delitos. Así nos lo da a entender el profeta Exequiel, sobre cuyas palabras dijo Franconio, que parece que en propios términos habló de nuestros primeros conquistadores; que habiendo dicho el profeta, que sacaria Dios fuego voraz y abrasador de en medio de nosotros para que nos consuma y abrase, dijo Franconio, que era justo castigo y pena igual a nuestras impiedades el que salga de ellas la vengadora llama para que castigue nuestras atroces culpas y maldades; que son las que dan fuerzas y vigor a nuestros enemigos, como lo notó San Gerónimo. Despues de haber referido algunas plagas y desdichas del pueblo romano, manifiesta un epitafio nepociano, en que dice estas palabras: Por nuestros pecados son valerosos y fuertes los bárbaros enemigos, por nuestros vicios deshonestos el ejército romano es sujeto y vencido. ¡Desdichados de nosotros, que tanto desagradamos a Dios, para que por medio de la cólera y rabia de los bárbaros experimentemos contra nosotros su justificada ira, como se ha visto y experimentado en los pasados subcesos ya ponderados, y en los nuestros presentes padecidos y en breve tiempo olvidados, de adonde provienen todos nuestros daños! Pasemos adelante con lo propuesto y manifestemos las buenas obras y agasajos que en ocasiones han tenido nuestros indios amigos de las reduciones, que las significaré como quien las ha tocado con las manos. El año de veinte y cinco, cuando la guerra andaba mas viva y sangrienta, asenté plaza de soldado, como a los principios queda manifiesto; y es verdad infalible, que en aquellos tiempos era mejor el agasajo y cariño que hacian a los indios amigos en medio de las batallas y