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HISTORIADORES DE CHILE.

vino, ropa y otros jéneros, y con este pretexto feriaban muchas chinas y muchachos a la usanza a sus parientes, o a los que no lo eran; que con la cudicia que en nosotros veian, tambien se inclinaban a imitarnos y hurtaban entre los suyos algunos huérfanos, sin padres ni madres, y los vendian, que por materia de Estado se permitia en aquellos tiempos este trato de la usanza, que a ejecutarse como era justo y de la suerte que estaba dispuesto: que los tales muchachos y chinas conchabadas por este camino, se sirviesen de ellas, teniéndolas como libres, dotrinándolas y industriándolas en el conocimiento de nuestra fee católica, sin poderlas vender ni pasar de mano en mano; que cuando fuese solo para este efecto, parece que se podia tolerar el apartarlos de sus deudos y parientes; mas, era tal la cudicia de algunos ministros superiores, principalmente de los de aquellos tiempos, que los vendian por esclavos, dando certificaciones falsas de como lo eran. No era esto lo mas perjudicial que inhumanos emprendian, que coloreada esta venta con la compra de la usanza (aunque por moderado precio), podia parecer a los desalmados cristianos tener algun viso o apariencia de honesto trato y permitido; lo peor y mas exorbitante que obraban, sin lei, razon ni cristiandad, era en medio de estos cambios hacer robar de los domésticos pueblos y parcialidades sujetas a nuestra obediencia, muchos pobres huérfanos humildes y ignocentes, y con informaciones falsas de haberlos cojido en la guerra, los vendian por esclavos sin sabiduría de sus padres, deudos ni parientes. Y aconteció tal vez haber muerto a un soldado honrado a bastonazos y horquillazos (y esto sin exajeracion, porque sin levantarse de la cama murió dentro de breves dias) por no haber querido jurar falso, aconsejado del superior, que una china, que por su órden habia traido arrebatada de las dichas reduciones, fué cojida en la guerra y lejítimamente presa, para dar la certificacion falsa, como lo acostumbraban con otras. Ietei things! Lo propio acontecia con algunos pueblos antiguos de indios encomendados, cercanos de la ciudad de la Concepcion; y habiendo tenido noticia cierta un cacique principal de estas reduciones, de que de sus rancherías les habian robado algunas piezas para enviarlas de secreto al Perú, vendidas por esclavas, llegó a dar la queja al gobernador, como a dueño de todo; y lo que le respondió, fué decirle, que era un borracho, embustero, ruidoso y alborotador de su tierra; que si queria con aquel achaque ser auca y rebelarse contra nosotros, que lo hiciese luego, que seria para él de mucho gusto: y aunque se alzó la tierra dentro de breves dias, este cacique siempre permaneció leal y fiel amigo. Y este fué el remedio que a semejantes maldades puso el que debia atender a la conservacion y aumento de estos desdichados vasallos del Rei N. S., y a las conveniencias y utilidades de este miserable reino; de que se saca evidente consecuencia de que por la cudicia de la esclavitud de esta nacion se dilata la guerra y está en peor estado el reino cada dia. Bien tenia que explayarme en esta razon, y correr