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HISTORIADORES DE CHILE.

bien intencionados, pienso que se han de hallar mas confusos y con ménos conocimiento de lo que son. Los proveedores del ejército, que habian de ser puntuales ministros en las sacas del trigo que los vecinos vendian a S. M., se dilataban ocho y diez años, por anteponer el que ellos vendian, y para haber de desocupar algunas trojes de que necesitaban sus dueños, era menester cohecharlos, dándoles un tanto para que lo hiciesen con toda brevedad. Y aconteció muchas veces habérseles perdido a muchos pobres cantidad de estos jéneros, por haberse obligado a ponerlos de esta banda del rio de Itata; y habiéndolos conducido, en ranchos de paja algunos, y otros en prestadas trojes y ajenas estancias, por no haber querido los proveedores sacarlos teniéndolos de manifiesto diez y doce años, haberse quemado y perdido con infortunios de fuego, alzamientos jenerales de los indios, terremotos, mundacion del mar y total despoblacion de las estancias, con pérdida comun de las haciendas; que en buena razon debia el proveedor pagar los bastimentos que por su omision se perdieron: obligaron a los que los habian vendido, a que los pagasen, y aun querian algunos ministros que diesen el trigo en ser siendo imposible, o que lo pagasen a como entónces corria, a seis patacones, habiéndolo pagado al vecino a dos, y aun a ménos, y entónces los ministros y jueces oficiales mas puntuales, mas ejecutivos, y mas inhumanos. No hablo por relaciones ni por informes, ni tampoco por quejas lastimosas que he oido a muchos pobres comprehendidos en este comun daño de omisiones, sino es por experiencia de lo que por mí ha pasado, por fiador de uno de estos vendedores, que referiré entre otras inhumanidades que he visto y han llegado a mi noticia. Un vecino de la ciudad de Chillan vendió a S. M., para el sustento de su real ejército, ochenta fanegas de trigo, con obligacion de ponerlas de esta banda del rio de Itata; que con toda puntualidad las pasó a un rancho de paja que le prestó uno de los vecinos, que sus haciendas y heredades las tenia pasado luego el rio; y aunque solicitó por escrito y de palabra que el proveedor le sacase del cuidado con que estaba, por tenerle en un rancho de paja y en casa ajena, de ninguna suerte pudo conseguir su pretension. Pasáronse algunos años, y llegó el azote del cielo, con que fuimos todos castigados, si bien no conforme nuestras culpas y delitos merecian; quedando sin servicio, sin hacienda ni heredades, por haberse despoblado las estancias, los fuertes y presidios, la ciudad de Chillan y los tercios que nos servian de muralla y defensa; y en medio de estas congojas, aflicciones y trabajos, los rectos jueces y puntuales ministros sacaron de sus archivos las antiguas resultas, que en diez y doce años que por su gusto y omision no se cobraron, teniéndolas de manifiesto, solicitando cada dia su conducion y saca, aguardaron a vernos desdichados y aflijidos y con dobladas penas para que se acrecentasen nuestros males y trabajos con embargos, apremios y ejecuciones. Bien ajeno del caso, fuí al almacen real a socorrerme y a recibir lo 1935 1 A motor