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HISTORIADORES DE CHILE.

ocasiones, tenia mejor lugar que el que habian tenido las pasadas ofertas. Dentro de pocos meses y breves dias se vino la ocasion que deseaba, juzgando que entre tantas la justicia y el mérito llegaria a tener su conocido asiento; pero el avaro corazon no se vé jamas satisfecho de las riquezas que anheloso busca, como lo dijo el Eclesiastes. Y qué poco fruto tienen de su trabajo los miserables avarientos, porque sembraron en el viento, y por la mayor parte vienen a ser esclavos de sus haciendas; que así lo dió a entender el Rei Profeta diciendo, que eran varones de las riquezas: sobre lo cual dijo San Ambrosio, que advirtió bien el profeta, pues llamó a estos avarientos varones de riquezas, no las riquezas de ellos, para darles a entender que no son poseedores de sus haciendas, sino ellos los poseidos y esclavos de sus riquezas, principalmente los que con el sudor ajeno se alzan a mayores. De estos son los que dijo el profeta Habacuc: jai de vosotros los que congregais la avaricia mala en vuestras cajas! que hai avaricia mala y no tanto. El desnudar al pobre y quitar al benemérito lo que de derecho le toca, esta tengo yo par avaricia mala y perversa, como lo explicó el gran doctor Gaspar Sanchez. ¿Qué mayor ladronicio puede haber, ni qué mayor logro, que aplicar para sí los que gobiernan y para sus criados, el premio dedicado para el que con su trabajo y personal servicio lo tiene granjeado? Llegó la ocasion, como tengo dicho, de otra vacatura cuantiosa. Juzgando que alguna vez tuviese la justicia su turno cierto, y el superior empacho de faltar tantas veces a una obligacion forzosa y a sus repetidas palabras y promesas, volví a presentar mi escrito, que fué lo propio que no presentarle, porque dieron la encomienda a quien dió tres mil patacones, y yo me quedé solo con las promesas. Mas, no me maravillo, porque la palabra en la boca de un avariento no tiene firmeza ni estabilidad alguna; que bien lo notó San Ambrosio sobre el Génesis, que dice, que entre los cuatro rios que abundantes cercaban el paraiso, el uno se llamaba Phison, que producia oro preciosísimo. Ahora es de notar la etimolojía del nombre, que, segun San Ambrosio, es lo propio decir Phison que oris commutatio, variedad en los labios y mudanza en las palabras; y no sin gran misterio lo dijo el santo, para darnos a entender que adonde nace el oro fácilmente se truecan los intentos y se desvanecen las palabras. Oigamos las del santo, que son mui ajustadas al intento. En aquel lugar (dice) que con sus corrientes baña el rio Phison, la boca se trueca y se muda de tal suerte, que no hai fee ni palabra que se cumpla, porque adonde el oro asiste, en los labios la mentira y el engaño. Y prosigue mas adelante diciendo, que la avaricia quebranta las leyes de la fidelidad, y en sus labios no se halla la verdadera sencillez, porque los dones y riquezas truecan los ánimos y mudan los entendimientos, para que uno digan con la boca y otro sientan con el corazon; con que no tendrán lugar en el reino de Cristo Señor nuestro: así lo dijo San Pablo. De esta calidad son en estos tiempos los mas superiores de