Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/401

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
387
NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

estos reinos, que no tienen mas fee ni mas palabra que lo que a su provecho se encamina. Todo lo referido ha pasado por mis manos, que no hai que decir que son relaciones de otros; con que queda probado que en Chille algunos ministros desatentos y cudiciosos no obedecen las órdenes ni ejecutan los mandatos del Rei N. S., pues tan descaradamente se oponen a sus reales cédulas, que para el descargo de su real conciencia tan justificadamente tiene diversas veces despachadas: delito grande y que excede los límites de la mas atroz desmesura, en irreverencia y menosprecio de la autoridad suprema. Pruébolo con autoridad sagrada.necebo noateng di Cuando Semey blasfemó a David, unjido rei de Israel, y le ofendió con injuriosas palabras, como lo refiere el texto, fué perdonado fácilmente con haberse mostrado arrepentido; quebranta despues el precepto y mandato del rei Salomon, y dícele: porque has quebrantado mi precepto y has menospreciado mi mandato, el igo que merece tu delito, será bien ejecutado en tu cabeza; y mandó el rei que al instante le privasen de la vida. Entra aquí la dificultad de San Cirilo diciendo, que por qué razon y causa fué perdonado el primer delito, siendo sin jénero de duda mas grave, pues en sí encerraba el odio, la injuria, la contumelia, el rebelion y el escándalo, y el segundo solo la inobediencia comprehendia y fué tan severamente castigado; y absuelve la dificultad con decir, que porque despreció el mandato y quebrantó el precepto del rei, fué esta sangrienta ejecucion. Qué ajustada venia la sentencia del rei en algunos ministros superiores de estos reinos, para escarmiento de otros, que solo entran cudiciosos y avarientos investigando los pasos de sus antecesores, para caminar por ellos mas a rienda suelta; porque no se ha visto en ninguna residencia de estos perversos ministros, poner remedio en los excesos, ni castigar tan descubiertas inobediencias, atropellando descaradamente las cédulas y órdenes de S. M. Y como se quedan sin castigo semejantes maldades y no se trata de la enmienda, no pudiendo nuestro Dios y Señor sufrir tantas insolencias, tantas injusticias y tan grandes excesos, nos le envía del cielo riguroso; como se ha visto estos años atrasados, que hasta hoi se estan experimentando sus efectos sin ningunas esperanzas de remedio, porque la potestad y el mando se compra para usar dél temerariamente, no de otra suerte que lo que el cuchillo y la espada obra en manos de un furioso loco y desatento. Esto clamó un senador romano con lastimosas voces, y pudiéramos hoi llorarlo en nuestros lastimosos siglos; de que se orijina la perpetuidad de esta sangrienta guerra, en daño y perjuicio grande del Rei N. S. y de su real corona, porque no hai ningun ministro consejero que le advierta ni desengañe, ni que ponga remedio aun en lo que le toca: con que siempre van de mal en peor los gobiernos, y el reino se halla en miserable estado. Sobre lo cual pondré una dificultad en el capítulo siguiente, por ver si puedo hallarle alguna salida.