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HISTORIADORES DE CHILE.

CAPITULO XXVII. De la dificultad y reparo que se hace sobre el sustentar S. M. una real audiencia en este reino de Chille, y para qué efectos; y que es el gasto superfluo, pues sola una voluntad gobierna sin contradicion alguna. En un reino corto y limitado distrito como Chille, está el Rei N. S., está gastando mui cerca de treinta mil pesos en una real audiencia, que sustenta para la ejecucion de la justicia y para que se guarden, cumplan y ejecuten sus reales cédulas y mandatos; y con todo, se atropellan muchas, y las principales se tripulan y ponen a un lado por el gusto de un gobernador y presidente, sin que persona alguna se le oponga ni jamas contradiga sus intentos. Pues, si sola una voluntad es la que rije, y un solo superior el que gobierna, sin que pueda ser contradicho ni encaminado a lo justo, ¿para qué son mas jueces, mas oidores ni mas ministros, que solo sirven de hacer gasto superfluo y consumir el patrimonio real en lo que no es necesario? Parece que oigo decir a alguno, y no mal fundado, que las acciones del príncipe y sus resoluciones no pueden ser contradichas, ni con violencia perturbadas; a que responderé con San Crisóstomo, que me traen a la memoria sus palabras algunos lugares sagrados que parece manifiestan lo contrario. Los ejipcios (dice este santo), cuando se vieron castigados con la muerte y estrago de sus primojénitos, dieron a los hebreos mano para que saliesen de la sujecion en que los tenian: y esto fué, obligado el rei a no poder hacer otra cosa, que si quisiesen los hebreos haber sido superiores a él, lo hubieran sido a los principios fácilmente. Luego, el no haber sido ántes obligado el rei y vencido, no fué porque no pudiesen, sino es porque Lo quisieron; y el gran doctor Francisco de Mendoza dice, que padeció el pueblo hebreo su castigo, por haber consentido y disimulado los pecados de los superiores y príncipes, habiendo podido resistirlos si tuviesen gusto; y pasa has adelante absolviendo nuestra duda de si pueden ser compelidos, o no, los superiores que no se ajustan a las leyes de razon y de justicia; que aunque lo comun del pueblo suele decir que no tiene potestad para oponerse a los pecados y maldades de los príncipes y señores absolutos, alguna vez se verifica no haber tenido voluntad de hacerlo: para cuya prueba trae la autoridad citada de San Crisóstomo, con lo referido de los ejipcios y con la contradicion que hizo el pueblo israelita al rei Saul, por la sentencia que quiso ejecutar en su hijo Jonatás. El rei Achis obedeció a sus sátrapas bien contra su voluntad, habiéndoles visto resueltos a que David no los acompañase ni fuese en aquella ocasion a la batalla, por parecerles sospechosa su amistad y compañía. Y al rei Dario con mayor apremio le obligó el comun de su rabioso pueblo a entregar para el suplicio a su privado y querido Daniel; el rei Faraon fué castigado con grandes plagas y aflicciones por el rapto de la mujer de Abraham, y participó de la pena toda su