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HISTORIADORES DE CHILE.

los misterios de su bendita pasion, las injurias y menosprecios que habia de padecer, los trabajos y tormentos que habia de sufrir y tolerar, tomó la mano San Pedro (a quien poco ántes habia preferido y honrado con hacerle piedra fundamental de su Iglesia) y empezó a contradecir a Cristo y decirle: Señor, no digas eso, porque no puede ser ni acontecerte así, non erit tibi hoc, como si dijiese: es imposible que a tu grandeza, a tu poder y a tu divinidad sagrada puedan atreverse humanas desmesuras ni tiranos atrevimientos. Parece que quiso el glorioso apóstol San Pedro en esta ocasion gozar del oficio de privado, tomándose mas mano de la que deben tener los que son; que hai muchos que al paso que los honra y engrandece su rei y su señor, se alzan a mayores con la potestad suprema, con el gobierno y el mando: habia poco tiempo que su divino Señor y Maestro lo habia engrandecido y beatificado, y héchole su segunda persona, diciéndole: bien aventurado eres Pedro, santo y justo, pues alcanzaste los divinos secretos por revelacion de mi Padre, que está en los cielos, por cuya causa has de ser portero de ellos para que con las llaves que te entregare, tengas potestad de abrirlos y cerrarlos cuando te pareciere; que lo que tú hicieres en la tierra será en el cielo bien ejecutado. Consideróse Pedro con ventajas favorecido y puesto en el segundo lugar del Rei de cielos y tierra, y a pocos lances quiso rejirle y gobernarle, y aun atrevido reprehenderle, que eso nos da a entender el texto con la palabra increpare, Esto se ha ofrecido al paso, para que los reyes, príncipes y señores ester advertidos y cuidadosos, que un San Pedro, escojido de J. C. por su privado y segunda persona, aun parece que por tal quiso con el primer lugar y con el gobierno levantarse; y así no habrá que maravillarnos que alguno de la tierra levantado, como humano pretenda ser dueño de lo que no le toca. Vamos ahora al principal intento de este lugar y de las palabras que arriba dijo San Pedro: non erit tibi hoc, no te ha de acontecer lo que dices, Señor soberano, porque lo tengo por imposible y cosa indigna de tu grandeza; cuyas razones parece fueron encaminadas a lisonjear a su divino Maestro, representándole su divinidad y poder sobre lo cual fué severamente reprehendido, diciéndole J. C.: vade post me Satana, vete de mi presencia, Satanas, que tus palabras han sido para mí de grande escándalo. De cuya respuesta se puede colejir que el delito de San Pedro fué de adulacion y de lisonja, por ser en J. C. S. N. este vicio comun aborrecible y abominable con extremo, como lo mostró con los príncipes de los fariseos, que alabándole y engrandeciéndole con título de Maestro y verdadero Doctor, los llamó de hipócritas y de embusteros, conocida la intencion que traian; que aunque la de San Pedro no seria tal, quiso castigar rigurosamente lo exterior de la lisonja con tan severa razon y rigurosa respuesta, con que quiso alicionar y advertir a los monarcas, príncipes y señores de la tierra, a que esten con todo cuidado y desvelo en sus tribunales y consejos asistentes, y personalmente si pueden hacerlo. Porque si en su colejio apostólico y escojido consejo de doce solamente, hubo un Judas que vendió, dos ambiciosos que pre-