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HISTORIADORES DE CHILE.

Otro dia. por la mañana llegó un mensajero de casa de Tureupillan, a quien, como atras queda referido, me dejó encomendado Maulican mi amo, y a quien habian llegado cartas del gobierno para mí y mensaje o embajada del cacique preso Taigüelgüeno con un cuñado suyo llamado Molbunante, indio de buena razon y retórico en su lenguaje, y con resolucion arrogante, pues luego que llegó a su noticia la prision de su cuñado, se resolvió a entrar en nuestras tierras debajo de la real palabra, a verle y a consolarle, y a tratar con el gobernador de su rescate. Y como se deseaba el mio con efecto, se efectuaron fácilmente los conciertos y quedaron los tratos asentados; en cuya razon me escrebia el gobernador, que lo comunicase con los caciques de mi devocion y parientes de los presos y amigos de mi amo, para que con toda brevedad me trajiesen al fuerte del Nacimiento, adonde estarian los caciques que se habian de trocar por mí, y todo lo que yo pidiese de caudal y fuese necesario, en que no le pondrian límite ni tasa. Grande fué el regocijo y alegría que recebí con la carta del gobernador y con la embajada de Maulican mi dueño, que ántes de venir a verme Molbunante, que fué el mensajero que la trajo, pasó por adonde estaba, y dejando asentada mi salida y trueque con él, y satisfechas las pagas que a su usanza dieron por mí, me envió a decir que ya se habia llegado el tiempo de cumplir su palabra, que me la dió siempre de buscar ocasion de rescatarme y de enviarme a ojos de mi padre, a gozar de mi libertad y de los bienes y hacienda que en mi tierra y amada patria me esperaban, y que así respondiese al gobernador en conformidad de lo que Molbunante dispusiese, que era el dueño ya de mis acciones, y por quien corrian los tratos de mi libertad. Esta carta y mensaje me despachó con un pariente de mi amo (que vino en su compañía) a lo del cacique Quilalebo, mi amigo y camarada, adonde habia quedado por algunos dias a divertir el tiempo a su peticion y ruego, y el dicho Molbunante, embajador principal y de estos tratos solicitador, se quedó a esperarme en casa de Tureupillan, mi primer amigo y huésped en aquella parcialidad. Con este aviso y mensajero de mi amo, se regocijaron todos mis amigos, principalmente Quilalebo, que con grande amor y muestras de placer regaló al mensajero y festejó su llegada con muchos cántaros de chicha y un grande almuerzo, y despues nos hizo levantar a todos para que con él fuésemos al baile, como lo hicimos, dando algunas vueltas entre las mujeres y muchachas, que cantaban en voz alta un romance y tono que a mi llegada hicieron cuando fuimos convidados a aquella gran borrachera que en otra parte tengo bien manifestada, y delineado tambien su aparato obstentoso, y adonde para ser de todos bien mirado, me subieron a lo mas alto de sus andamios que para bailar tenian dispuestos. Dentro de un breve rato, deseoso ya de ver a Molgunante, como a instrumento de todo mi bien y descanso, dije al mensajero, que tratase de que nos fuésemos, pues habia venido en mi demanda; con cuyas razones se determinó a decir a Quilalebo, que con su licencia queria volverse y lle-