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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

vana ambicion y soberbia lo quieren gobernar todo y hacerse dueños totalmente de las acciones de los príncipes que gobiernan, y como no saben ser dioses en la tierra, como lo deben ser, no imitan a Cristo S. N., y les falta la lengua y el spíritu para decir con arrogancia al consejero (que claramente los despeña) lo que J. C. al demonio: véte de mi presencia, Satanas maldito, que no he de hacer lo que gustas, ni lo que pretendes. og lob Luego, bien han menester ser dioses en la tierra los que son superiores y gobiernan, ajustando a la razon y a la justicia lo que obraren; con que desecharán de sí semejantes lances, y privados cudiciosos, altivos y soberbios, y sabrán elejir con acuerdo a los prudentes, sabios, humildes, pacíficos y celosos del bien comun mas que de sus conveniencias y propias medras; como en lo uno y en lo otro nos industria y enseña el valeroso capitan, nombrado y elejido del supremo Rei universal, Gedeon, de quien dijo en el lugar pasado el ilustrísimo Villarroel: joh rara humildad la que mostró este valiente caudillo, que aun la honraly favor que a él solo se le hizo, no quiso apropiarla a sí! Porque el ciudadano que a sus conveniencias propias y a sus particulares no atiende, es forzoso que le lleve el bien comun y los aumentos de su patria, porque la mira como a propia, la ampara y defiende como a madre. Y de esta calidad debieran ser los que gobiernan, para que no fuesen de mal en peor nuestras repúblicas, que gobernadas de sus enemigos, que son advenas y forasteros, se aniquilan, se abaten y se destruyen, como lo probarémos en el capítulo siguiente.

CAPITULO XXXVII.

En que se prueba que los forasteros y advenedizos son enemigos de la patria, y que pudiera ser que mudando el stilo en las elecciones tuviese Chille alguna mejora de su dolencia antigua; trátase tambien de la mala querencia que tienen los castellanos a los criollos, naturales hijos de la tierra, y algunos de éstos a los castellanos, y son los que tratan desto los mas ignorantes y zafios, como se prueba. Entre las causas principales que habemos insinuado, para que nuestra patria Chille tantos menoscabos reconozca y a ménos vayan siempre sus aumentos, es una de ellas sin duda el que a gobernarle vengan forasteros, que son los que procuran y solicitan sus mayores utilidades desnudando a otros para vestirse a sí y a sus paniaguados, como nos lo enseña el Eclesiástico. Admite forasteros en tu casa (dice), y en un instante la volverán lo de abajo arriba, y te quitarán por fuerza lo que es tuyo. Esto bastaba para prueba de que son los que menoscaban y consumen a Chille, y lo van acabando a toda priesa, y a los habitadores despojándolos de sus bienes; porque son enemigos conocidos de la patria los advenedizos y extranjeros, que este lugar y nombre les dan los antiguos sabios. Nuestros mayores y expertos ciudadanos (dice Ciceron) a los peregrinos y forasteros los llamaban capitales enemigos; y Pedro Gregorio dice, que de ninguna suerte se avienen bien