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HISTORIADORES DE CHILE.

le ampliase el mando y no le ligase las manos, ni impidiese sus acway that supy coll ciones. Pero esto se ha de entender con los ministros celosos de la honra y gloria de Dios, de la del Rei N. S., y de la justicia. Los lacedemonios no permitian que un juez de mala nota y de mal vivir pronunciase sentencia alguna, aunque fuese justificada, porque con su injusta y torpe boca, y lengua mal acostumbrada con descompuestas razones, no la manchase y corrompiese; jueces y ministros semejantes deben ser repelidos y severamente castigados, pues por la sentencia mal dada de Miphiboseth fué dividido el reino de David, como lo advirtieron los Hebreos, y lo trae el maestro Francisco de Mendoza, supordil o ob Así lo debieran hacer los príncipes y superiores cristianos, expeliendo y castigando a los inícuos jueces, y a los justificados prefiriendo y honrando, como lo hizo el divino Maestro con su capitan jeneral y su ministro escojido Josué; y como propuse al principio, volviendo a nuestro discurso, deben evitar discordias, malas querencias y oposiciones odiosas entre padres y hijos, que no son de los menores inconvenientes que puede haber para la paz y quietud que deseamos; que teniendo conformidad y hermanable union los unos con los otros, los hijos de la patria con sus projenitores, y estos con sus hijos, pudieran los unos y los otros bien experimentados gobernar su patria, que me parece que lastimados y aflijidos de ver postradas sus conveniencias, sus hijos y mujeres en ocasiones cautivos y presos del enemigo, sus deudos y parientes desastradamente muertos, y sus hermanos y compañeros despedazados a sus ojos, y otras contínuas calamidades que nos cercan, habian de procurar con todas veras poner el hombro a tan pesada carga; que los que vienen por tiempos limitados, de diferentes tierras forasteros, no se duelen ni lastiman del daño que padecen los extraños, que por tales tienen y reputan a los naturales, siendo conocidos enemigos de ellos, que solamente atienden a desnudar al pobre y a enflaquecer al rico, por llevar su caudal bien reforzado, porque con él fácilmente se atropellan y desvanecen las faltas públicas y los excesos cometidos contra las leyes de razon y de justicia: las ventas de los oficios sin ningun rebozo, las atrocidades que cometen, se solapan todas con el dinero; y las comunes pérdidas de un reino no se escuchan, no se alcanzan ni remedian, pues cuando juzgamos que tendrian algun castigo conveniente los causadores de tan considerable daño, habemos reconocido que son amparados, defendidos y premiados, porque las dádivas y dones escurecen y empañan de la justicia las resplandecientes luces, y de los jueces los mas lucidos y esclarecidos ojos. and Cuando el pueblo israelítico pidió dioses al sacerdote Aaron, mandó que le trajesen las joyas de oro y las arracadas que sus mujeres tenian, y parece que luego que las recibió, siendo tan discreto y elocuente orador, no supo hablar palabra en contra de la temeridad del pueblo; y notó un autor grave, que acaso debió de ser el oro que recibió, el que le perturbó la lengua y quitó de la boca las palabras. En cuyo lugar