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HISTORIADORES DE CHILE.

acontece en todos los demas de nuestra monarquía, no podré jamas dar crédito a que los excesos y exorbitantes acciones que contra la lei, contra la razon y justicia se cometen en Chille por algunos superiores jueces y ministros, se hayan visto ni ejecutado en los demas gobiernos tan a cara descubierta y sin rebozo, en especial en los que asisten tan justificados consejos y tribunales ilustrados y esclarecidos con la real presencia de un tan justo monarca y señor católico que los asiste, sol universal que los alumbra, recto y jeneral juez que los encamina. ondent DISCURSO V. Este discurso contiene y trata, despues de haber vuelto a casa de mi huésped el cacique Tureupillan, del despacho de Molbunante, mensajero y solicitador de mi rescate por conseguir con brevedad el de Taigüelgüeno su cuñado. De como llegaron despues unos embajadores de Lemullanca, cacique y toque principal de Repocura, enemigo declarado de mi amo Maulican, y confederado con los caciques de la cordillera, con fraude y mensaje supuesto del dueño de mi persona Maulican, que venian por mi con pretexto de que los caciques de aquella parcialidad querian hablar conmigo y despedirse, y tratar algunas cosas que convenian a la quietud y sosiego de sus tierras; de la repugnancia que hice proponiendo las causas que me movian a no seguir a aquellos mensajeros, que habiendo ajustado las razones a mis caciques amigos y compañeros, despacharon a los mensajeros desabridos. De como este cacique Lemullanca fraudulento habia convidado a los de la cordillera para el parlamento que tenia dispuesto, y juzgando que sus mensajeros me llevarian para el plazo que señaló a los de la cordillera, se halló burlado, y los caciques serranos, corridos de haber caminado mas de doce leguas, se indignaron grandemente contra Lemullanca, que les habia asegurado el tenerme en aquel parlamento para quitarme la vida, a cuya causa se habian movido de sus casas mas de trescientos indios, y hallando ser falsa la promesa, y haber sido su trabajo en vano, anduvieron a lanzadas y flechazos unos con otros. De los tropiezos y peligrosos lances que se ofrecen a cada paso en las ciudades y concursos populares, y de cuán segura y quieta vida es la que se pasa en las soledades y desiertos. De como las lisonjas de los aduladores destruyen los reinos y prevarican a los superiores; el lugar que deben darles los principes y señores que gobiernan; de como deben huir de recebir dádivas y dones cuantiosos, porque perturban el ánimo del mas ajustado ministro. De la conversacion que tuve con el buen viejo mi huésped Tureupillan, despues de haberse despachado y vuelto a su casa mi amigo Quilalebo. De lo que me dijo de las mujeres, sobre cuyas razones se moraliza con ejemplos antiguos y lugares sagrados. De euán