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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

dañoso es que algunos se entren en oficios que no les toca, que aun en los sentidos se ven castigados estos excesos. De como despues llegó el mensajero Mollbunante al plazo señalado, con cartas del gobierno, para llevarme a tierra de cristianos. Del gusto que tuvieron todos con su llegada. Del festejo que hicieron mis amigos, principalmente Quilalebo mi amigo, a quien luego que llegó el mensajero le enviamos a llamar con toda prisa. De la despedida de casa de mi huésped, del sentimiento grande que mostraron los chicos y los grandes con mi partida. De las dilijencias que hice para llevar en mi compañía a un soldado a quien habia prometido ayudarle, y lo que fué menester para conseguirlo. De como por el recelo que tuvieron de los caciques de la cordillera, cominamos de noche con toda prevencion de armas, y en tres noches nos pusimos a mui largo paso en el fuerte de Nacimiento. Del recebimiento que me hicieron los cabos de los fuertes y el gobernador, con grandes aplausos, hasta llegar a la presencia de mi amado padre; con que se dá fin a mi cautiverio feliz por los agasajos que hallé entre estos naturales barbaros, y a las, guerras dilatadas de Chille por las causas referidas de los malos gobiernos que ha tenido, por haber faltado la justicia y la ejecucion de las cédulas y mandatos del Rei N. S., que guarde Dios muchos años para amparo de sus reinos.

CAPITULO I.

En que se trata (despues de la despedida del mensajero) de la suerte que los caciques de la cordillera, aunados con el cacique Lemullanca, quisieron quitarme la vida en un parlamento y llevarme a él con fraude, luego que tuvieros noticias ciertas de que se trataba mi rescate. Despues que el mensajero Mollbunante se despidió de nosotros, y salió con la respuesta para el gobernador de casa del cacique Tureupillan, adonde quedamos mi amigo y suegro Quilalebo y yo con otros vecinos caciques, deudos y parientes de mi huésped, mi camarada y descubierto tutor en aquellos distritos de la Imperial; estando en grande regocijo, celebrando con gusto mis amigos los tratos principiados de mi rescate, llegaron aquella noche dos embajadores de Lemullanca, el confederado con los de la cordillera contra Maulican mi amo por solicitar por todos caminos quitarme la vida; y en esta ocasion quiso el traidor con capa de amistad y de buen celo ver si podia lograr lo que deseaba. Despues de haber recebido a estos mensajeros con muchos cántaros de chicha, ántes de cenar les preguntaron que para dónde caminaban, y qué ocasion les habia traido por aquellos distritos; a cuyas razones el principal de ellos les dijo las siguientes: si me dais licencia y teneis gusto de escucharme un rato, daré mi embajada y sabréis a lo que he venido; a que respondió el cacique Tureupillan, como dueño del rancho y principal señor de aquella regüe, que bien podia decir su pensamiento y referir su mensaje, con seguro de que seria escuchado y atendido con todo gusto y amor. Levantóse el mensajero, y conforme acostumbran, captó a todos los circunstantes la benevolencia, y dió principio a su oracion con