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HISTORIADORES DE CHILE.

Luego se le allega a la felicidad que le parece que goza el poderoso, el apetecer la dignidad y el mando, que en estos tiempos solo con dineros se consigue en nuestros remotos reinos, y el que los tiene, fácilmente se pone de piés sobre el gobierno, adonde descarada la soberbia se pasea, porque de ordinario la cumbre de los honores suele ser el solio de los vicios, de adonde fácilmente se despeñan. Constituyó Samuel a dos hijos que tenia, en el gobierno de su pueblo, y siendo así que eran agradables ántes, corteses y bien queridos, con la superioridad y el mando se trocaron despues en soberbios, en altivos, cudiciosos y desmedidos. ¡Qué buen toque se me ofrecia en este lugar acerca de algunos príncipes superiores que he conocido y experimentado cuidadoso, que entran con anjélicas opiniones y descubren despues acciones bien opuestas, y conforme a ellas tienen los subcesos, a costa de este desdichado reino y de sus miserables habitadores! que semejantes efectos causan los oficios y dignidades en quien no los merece con personales servicios. Notó en este lugar San Gregorio de los hijos de Samuel, que siendo súbditos y sujetos, estuvieron en pié, como si dijese, conservaron la virtud y parecieron hijos del santo profeta; mas, cuando se consideraron en la cumbre y en lo summo del gobierno, cayeron en tierra y dieron con la opinion por esos suelos, porque fueron de los que dice el profeta rei, que son príncipes y superiores de sus apetitos y voluntades, que arriman a ellos la potestad y el dominio que tienen. No querais confiar en los príncipes, dice David, y el hebreo traslada voluntarios; y en otra parte, hablando de estos príncipes con Dios, dice, derribaste a estos cuando quisieron levantarse. Y aquí San Gregorio explicó estas palabras y dijo: la mesma elevacion, o ensalzamiento, viene a ser su total perdicion y cierta ruina, porque de la manera que confian en la gloria falsa y engañosa de esta vida, la verdadera y eterna les postra y les abate por el mesino stilo. Pues ¿qué dirémos de los demas vicios que a un soberbio presumptuoso se le agregan? La ambicion en el que manda, ya se reconoce; la cudicia en los mas que los sujeta, y la arrogancia con grande vanagloria, enemigo descubierto que les quita las haciendas y las honras. Díganme los que son mas entendidos y se precian de cuerdos y atentados, si un particular amigo, dendo o pariente mas cercano, le quitase o robase cuatro o cinco mill ducados, ¿no le tuviera y reputara por su mayor enemigo y adversario? claro está que lo juzgara por tal, y por cobrar su dinero le quitara su reputacion ante la justicia. Pues, ¿cómo a un enemigo tan declarado, como es la vanagloria, que estafa sin rebozo y roba sin medida, tántos halagos, tántas cortesías y agasajos, aunque patentemente quita a muchos las reputaciones y las honras, porque tal vez o las mas se empeñan sin medida y sin acuerdo, por dar gusto y placer a este capital y fiero enemigo, que obliga al que no tiene, a gastar mas de lo que puede, y a no ser puntual a la satisfaccion de sus empeños? Con que se deslustran muchas principales opiniones, y granjean al-