Y con extraños modos y inhumanos, El rostro mas honesto Lo deja deslustrado y descompuesto. De esta suerte llegó el nuncio confiado, juzgando tener mejor lugar del que le dieron, y dijo lo que no habia hecho, y mintió por lisonjear al rei y por adularle, pareciéndole que seria de grande gusto y consuelo a David la nueva lastimosa y muerte desastrada de su adversario Saul. Le dijo, que habiéndole encontrado agonizando, revolcado en su sangre y en los últimos fines de sus dias, a su peticion y ruego le acabó de dar la muerte; siendo así que el texto sagrado nos dice en el capítulo antecedente, que el mesmo rei se acabó de privar de la vida con la espada o puñal de su paje de armas, quien anduvo tan fiel y leal, que no quiso ejecutar el órden que le dió su dueño, de que le açabase de despenar y dar fin a sus últimos alientos; por cuya causa le arrebató de las manos el puñal agudo que tenia, y se entró por él, o con grande impe. tu y violencia se arrojó sobre él, y quedó muerto; y el criado, habiendo visto a su señor y amo sin la vida, se privó de ella de la mesma suerte.
CAPITULO IV.
En que se prosigue la materia de los falsos criados, de los aduladores, y de como pervierten a los superiores acompañando intereses, y se da fin al suceso principiado ya la accion cristiana que hizo el dicho gobernader don Martin de Mojica. Qué pocos criados o ningunos se hallarán como el referido en el capítulo pasado, que repugnó, aun viendo a su rei ya su señor agonizando, acabarle los dias de su vida persuadido y rogado de su dueño; ántes él quiso quedar a su lado muerto juntamente, cuando le vió privado de sus vitales alientos. Qué buen ejemplo para los criados, que se deben preciar de ser fieles y leales; pero ¿adónde se hallarán domésticos semejantes? Quienes procuren y soliciten enterrar a sus señores, sí, y aun que lo hayan puesto en ejecucion algunos, no falta quien lo diga, cuando no se haya imajinado, que será lo mas cierto. Vamos adelante con el despacho que tuvo el Amalecita. Luego que oyó el rei David la atrevida razon del fujitivo nuncio, envuelta en la adulacion y lisonja de traerle la diadema de la cabeza del rei y la manilla de su brazo, al punto le hizo quitar la vida diciéndole: ¿cómo no tuviste respeto a tu natural señor? Cómo no te acobardó el temor y el recelo, para poner las manos atrevidas en tu rei y en tu monarca? Este fué el pago y galardon que tuvo este adulador insolente; en cuyo lugar dijo Lira: justo juicio y permision de Dios fué, que por adonde esperaba hallar la gracia y el favor del rei, halló su desdichada muerte. Este es el premio que debian tener los aduladores de Chille, pues son los que no ménos cooperan en sus mayores daños y desdichas, y los que perturban la paz y dilatan mas las guerras; porque si en alguna parte del mundo tienen lugar y asiento los desterrados y facinerosos,
