Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/469

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
455
NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

fusion contínua y un desasosiego grande el que causaban, porque entre tantas no faltaban noveleras, livianas y antojadizas, y era imposible guardarlas y contentarlas, me reduje con el tiempo a no sustentar ni tener mas de cuatro o cinco, y en mi vejez solo una muchacha que me abrigue, como lo habeis visto; que las otras tres ancianas que me asisten, son las madres de mis hijas, que solo sirven hoi de gobernar la casa, de sustentarme, de vestirme y regalarme, y tal vez con dormir con ellas las agradezco su trabajo, y de esta suerte vivo con descanso, porque son ya mayores, y de buena condicion y convenibles, y son las celadoras de la moza, y la guardan mas bien que yo pudiera, porque como es muchacha, y yo viejo, no puedo satisfacer sus apetitos, y es mucho que con eso sea honrada, quieta y de buen natural. Sí, por cierto (dije al viejo), que parece mujer de muchos años segun su proceder y compostura, y la sujecion con que asiste a vuestro gusto, y las humildad y respeto con que sirve a las ancianas. Es hija de buen padre y de buena madre (me respondió mi amigo y camarada), que desde sus tiernos años fué enseñada a estar recojida y ocupada, sin saber lo que fuese estar ociosa; que de estarlo las mujeres, se orijinan varios pensamientos, y salirse las hijas de casa de sus padres con el primero que encuentran o las habla. Esto os he dicho de paso, capitan, porque si acaso os casáreis, no escojais mujer que con demasía exceda vuestros años, ni querais sustentar muchas mujeres, porque gastan la vida, apresuran las canas, debilitan los miembros, quitan las fuerzas y perturban los sentidos. Y con esto se fué levantando el viejo diciéndome: vamos, pichi Alvaro, por la leña que habemos menester para que nos hagan de cenar, porque la tarde refresca, el sol se va trasponiendo y la noche nos va llamando. Hicimos nuestros haces de leña con toda brevedad, porque mui abundante nos la ofrecia el monte, y con ella nos fuimos retirando poco a poco a nuestro rancho.

CAPITULO VI.

En que se ponderan las razones del anciano, con algun moral a nuestro intento. Vamos con atencion discurriendo un rato por algunas razones del prudente anciano, para sacar algo que importe y haga al intento de este libro, mi principal intento. ¿No sabeis (dijo el viejo) que las mujeres de su naturaleza son habladoras, embusteras y envidiosas? Probemos estas razones para el crédito de el que las dijo, que aunque bárbaro podia ser remedo de aquellos sabios antiguos y filósofos los mas discretos. Atemorizados los discípulos de J. C. S. N. en su prendimiento, le dejaron solo, y San Pedro a lo largo fué siguiendo sus pisadas hasta el patio o portal del palacio de Caiphas, por ver el fin que habia de tener su Maestro; y estando asentado afuera, se allegó a él una mozuela y le dijo: tú tambien eras de los de Jesus Galileo. Y habiendo negado