vid santo y justo, ¿a qué extremo llegó su desordenado apetito? el rei Acab, ¿qué insolencias no ejecutó por estar tan sujeto a la mujer, que dice el texto sagrado, que fué vendido a ella, pues no parecia rei, sino es sier vo y criado mui humilde? Y es así verdad, que los que se sujetan al pecado, a la cudicia y al interes avaro, son siervos y criados de sus errores: así lo dijo en este lugar San Ambrosio, sobre la cudicia insaciable de Acab, que no pudiendo conseguir lo que deseaba, se postró en su lecho desganado y sin gusto; y haciendo Jezabel burla y chanza dél, le dice: gran rei eres, y de grande autoridad por cierto, y rijes escojidamente el reino de Israel; por haberlo visto aflijido, triste y desconsolado por la repugnancia de Naboth, a quien hizo la mujer quitar la vida a pedradas por quedarse con su hacienda y heredad; que estos efectos causan las malas mujeres, y en estos errores caen los que se rijen y gobiernan por ellas; por lo cual dijo Oleastro, que esten alerta los maridos, y aprendan los varones a no dejarse ir con el gusto y parecer de las mujeres (como nos lo dijo nuestro viejo), ántes hagan que esten sujetas y subordinadas a las órdenes y preceptos de los maridos, porque de ordinario son perjudiciales y dañosos sus consejos, como lo dijo Tácito. Bien se ha experimentado esta verdad en nuestro miserable reino de Chille, pues por no haber faltado Jezabeles, estan sus heredades por el suelo, y muchos Nabothes apedreados y sin vidas; que no puede tener mayor desdicha un reino, que trocarse las suertes en el mando y caminar al reves todas las cosas.
CAPITULO VII.
oh En que se prosigue la materia de los daños que se orijinan de andar las cosas trocadas y al reves, que los privados y deudos suelen ser la causa de semejantes desaciertos. ETAL Dur Entre los disparates y maldades que cuenta Salomon vió en el que mundo, insinúa por notables, el haber visto a los ignorantes en el lugar de los maestros, a los señores a pié como criados, y ellos a caballo como señores. Esta es la total ruina de nuestro reino Chille, porque no sé que en otra parte del mundo sea mas corriente este stilo de gobierno que en él, adonde se han visto a cada paso diversos ignorantes preferidos, y en los oficios mayores del ejército, en repúblicas y correjimientos hombres (o por mejor decir bestias) ajienos [sic] de la primera letra; y no dejaré de referir, por ser a propósito, y sazonado caso, lo que le sucedió a un pretendiente presumido con un gobernador severo y grave. Este tal pretendió un correjimiento, oficio de administrar justicia, no sabiendo leer ni formar letra, cuyas noticias tenia el superior mui manifiestas; despidióle algunas veces con decirle que en habiendo ocasion se acordaria dél y de sus méritos, palabras jenerales que acostumbran los que gobiernan. Continuó en su pretension con repetidas súplicas, de tal suerte que era ya molesto a los privados, porque
