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HISTORIADORES DE CHILE.

me en aquellos dias; pues recebí carta del gobernador mui regalada y en que me decia, que con el portador me aguardaba con toda brevedad, y que hiciese con puntualidad lo que me ordenase, que en eso consistia el ver logrados sus intentos y el dichoso fin de mi libertad. Y es el caso que los caciques y toquis principales de la parcialidad de la cordillera, como siempre solicitaron con todas veras el quitarme la vida, y haberme a las manos para ejecutarlo a su gusto, tenian determinado salir al camino y a fuerza de armas arrebatarme, luego que llegaron a entender que trataban de libertarme en trueque de los caciques presos que entre nosotros estaban; y esta fué la causa de que me encargase el gobernador que no saliese un punto de lo que Mollbunante dispusiese, que tambien por este recelo caminó de noche, porque aunque sabian los contrarios que iban mensajeros y venian, no quisieron que llegasen a entender ni saber el dia ni cuándo me hubiesen de llevar de casa de Tureupillan, adonde sabian claramente que estaba retirado, por órden de mis amos, para asegurarme mas de sus traiciones y cautelosas industrias. Con la llegada de nuestro nuncio se regocijaron todos los de la casa de mi huésped y camarada Tureupillan, quien con todo cuidado y dilijencia despachó al instante a dar aviso a mi buen amigo y suegro en los deseos, Quilalebo, y a los demas caciques sus vecinos, para que con todo aplauso y gusto celebrasen el que yo tenia, y se regocijasen en mi despedida; y aunque el mensajero quiso apresurar nuestro viaje y volver a salir aquella noche siguiente, no lo permitió el cacique, obligando a Mollbunante con súplicas y ruegos a que aguardase a los comarcanos caciques, principalmente a Quilalebo, que estaba dispuesto a ir en mi compañía hasta ponerme entre los nuestros, como lo tenia prometido. Mucho me huelgo, dijo Mollbunante, que se determine el viejo a ser nuestro compañero, que con su autoridad y con sus canas obligará a otros deudos y amigos a que le sigan, y serán nuestras fuerzas mas copiosas, que por lo que puede suceder no es malo que vamos muchos. Con esto dieron principio a sacar cántaros de chicha y brindarse los unos a los otros, como yo lo hacia con grande festejo y alegría, y en el entretanto que se disponian las ollas y se hacia hora de comer, pedí licencia al camarada para ir al estero (adonde por las mañanas acostumbrábamos el baño), llevado del deseo de dar infinitas gracias a nuestro Dios y Señor por tantos beneficios y mercedes como cada dia recibia de sus benditas manos, mas que del ordinario beneficio, ni de otros particulares intereses, que este es el mayor y el que debemos solicitar los que tenemos, o debemos tener, verdadera luz y conocimiento de sus grandezas. Dejé a los compañeros entretenidos, y en jovial divertimiento bien ocupados, y yo me encaminé al bosque, adonde por las mañanas me mostraba agradecido al Criador de cielos y tierra, porque me daba salud y vida para experimentar contínuos sus regalos y colmados beneficios. um eina Dí principio a mi oracion, las rodillas hincadas en tierra, y los ojos en 136 obit108 cold 301 cling Ish stromon