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HISTORIADORES DE CHILE.

forno no gott olin is alegrías y mis gustos, y con mas fervorosos afectos proseguí con mi oracion diciendo con David: Señor y Dios de mi alma, mis clamores y suspiros se han encaminado a tu presencia, pues tú eres mi esperanza, mi regalo y mi porcion. Y acabé diciendo: líbrame, Señor, de los que me persiguen y atribulan, porque en mi daño han sacado el rostro y confortádose; bien conozco tu grandeza, y en tu summa bondad y misericordia tengo librados mis aciertos y asegurados mis pasos, porque no hai enemigo que se oponga a los que se valen de tu proteccion y amparo, por medio de la oracion santa y fervorosa, que esta hiere con mas fuerza y son sus tiros mas ciertos y alcanza mas a lo largo, que puede la saeta mas veloz y aguda. Notólo así San Ambrosio cuando, por la oracion, el profeta Eliseo, estando cercado de los sirios, tuvo ejércitos de anjeles en su defensa; en cuyo lugar dijo el santo doctor citado las 3 palabras antecedentes. Continuaron mis ojos sus corrientes, y mis lábios de nuevo pronunciaron la oracion del rei profeta diciendo: oye, Señor, piadoso mis suspiros y ruegos, porque soi pobre, humilde, cautivo y necesitado; obra, Señor, un portento en mi provecho, y en mi bien manifiesta tu grandeza, para que mis enemigos y perseguidores reconozcan tu infinito poder y se confundan, se perturben y avergüencen, porque estuviste de mi parte, me ayudaste y fuiste mi consuelo; merezca yo, Señor y Dios mio, decir lo que David experimentado y reconocido a tus favores pronunció y dijo agradecido y obligado: en mis trabajos y tribulaciones invoqué y clamé a mi Dios y Señor, y fué servido de escucharme y atender a mis voces desde sus altos alcázares y palacios santos; ciertas esperanzas me acompañan, y felices subcesos me prometo en el despacho y decreto de mis peticiones, lo primero, porque sois Padre de piedad y de suma misericordia, de cuyo atributo os preciais tanto, que parece que andais a porfía con el hombre, vos en perdonarle y él en ofenderos, mas vence vuestra bondad y grandeza a su maldad y malicia: así lo dijo el gran maestro Francisco de Mendoza, y el glorioso apóstol de las jentes, escribiendo a Tito, le dice: la humanidad, la bondad y mansedumbre de J. C. Dios y Salvador nuestro, se apareció entre nosotros, no para castigarnos conforme nuestras malas obras, sino es para salvarnos segun su grande misericordia. Llegó el vicario de Cristo, Pedro, a preguntarle que si perdonaria siete veces al pecador que otras tantas pecase, pareciéndole que era grande piedad perdonar al ofensor siete veces; y respondió nuestro amado Redemptor: no digo yo siete veces, sino es setenta y siete veces que te ofendan, otras tantas debes perdonar a los que miserablemente caen en la culpa; en cuyo lugar dijo San Crisósthomo: grande cosa le pareció a San Pedro que habia dicho o propuesto para ser alabado de piadoso, y prosigue con las siguientes palabras. Mas Dios N. S., como mas humano, mas cortes y mas tratable, con misericordia inmensa dice que setenta y siete veces al pecador se perdone; porque (repite nuestro santo hablando con San Pedro) cuanta diferencia se halla de