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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

sontbrand of NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN. dan 20 473/ de llegó mi amigo fiel, y en su opinion mi suegro, el buen viejo Quilalebo con la mujer española que tenia, su hija la mestiza, que con todo afecto y amor me la habia ofrecido y aun entregado en su casa, y un mesticito, grande amigo mio, hermano de la moza; en su compañía vinieron otros diez o doce mocetones para que juntamente con él nos acompañasen. Con su llegada nos alborotamos todos y salimos a recibir a nuestro viejo, quedándose dentro solamente Mollbunante, sus compañeros y el viejo Tureupillan, como dueño y aposentador de los mensajeros. Salí de los primeros a encontrarme con mi amigo caro y patrocinador afecto, que luego que me vió me echó los brazos con grande amor y regocijo, y su mujer de la propia suerte, diciendo a la hija que llegase tambien a abrazarme; que como corta y muchacha se contentó con darme los marimaris saludándome benévola, y su hermano hizo lo propio. ilchas Entramos al rancho y se levantaron Tureupillan, Mollbunante y los demas a recebir a los recien venidos y a abrazarlos, y las mujeres dueñas de la casa llevaron a la señora a alojarla en un aposento de los mas capaces que tenian, adonde entraron todos sus trastes y el repuesto que me traian. Luego que se hubieron saludado los caciques, asentaron a Quilalebo al lado del mensajero, que estaba a mi mano derecha, siguiendo el órden que teníamos de ántes; sacáronle luego una cántara de chicha, y yo le brindé con la otra compañera de la que presenté a Mollbunante, f del regalo que me hicieron mis vecinos caciques; probóla mi amigo y me dijo, que la que me traia del mesmo jénero, se aventajaba en lo dulce y picante, y será para que tú solo bebas de ella. ¿Pues tanta te parece que tengo de beber (respondí al buen viejo)? y me dijo: brindarás a las que han venido a verte, mui risueño (porque era chancero y decidor, y de jovial y alegre natural), que me quiso decir que a las mozas o damas habia de brindar. Miéntras que estuvimos en esta conversacion, y brindándose los unos a los otros, asaron un ave y algunos pedazos de longanizas que habia traido Quilalebo para nuestro viaje, y se lo pusieron delante; de que volvimos a comer todos los circunstantes, habiéndome enviado la señora algunos rosquetes de huevos tamales de maiz; y aunque yo me hallaba desganado y satisfecho por haber comido poco ántes, con todo eso los acompañé de cumplimiento; los demas comian con tan buenas ganas como si en muchos dias no se hubie-of sen desayunado, que es nacion que como haya qué, se estarán comiendo noches y dias, y cuando es necesario, se pasan quince y veinte con solo un puño de harina tostada y agua. Envióme tambien la señora un cántaro pequeño de la chicha de frutilla que me alabó mi camarada, y adi al mesticito que la trajo, mi amigo y compañero, le asenté tras mis es-00 paldas y brindé con un jarro de ella y con el plato que tenia delante, que no podia acabarle ni aun hacerle mella. En este tiempo se fué la noche acercando y los fogones aumentándose de ollas y asadores, de sartenes para freir pastelillos, empanadillas y buñuelos en mucha miel de abeja bien revueltos, que nos los iban enviando acabados de salir del fuego. y