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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

Esto cantaban con sus repeticiones y pausas, al son de sus instrumentos; que porque se reconozca son versos medidos, a imitacion y semejanza de nuestros líricas endechas, estan divididas las sílabas en los antecedentes versos, que vuelvo a ponerlos en el lenguaje corriente para que los lenguaraces criollos que la entienden, mas bien comprendan y penetren el sentido de el romance. Abcuduam in, ema Amotualu gatu, pichi Alvaro emi Chali tuaei mi a Güi maya guan mai ta pegue, no el mi. Sidhanes predicine Y para los ayunos del lenguaje me pareció explicarlos en castellano idioma, y a su imitacion en medida lira, que es como se sigue: Mui lastimado tengo Y triste el corazon porque me dejas; A despedirme vengo Alvaro, de tu vista, pues te alejas, Ya decirte cantando Que he de estar en no viéndote llorando. Este es en suma el literal sentido de este chileno mote, que unos con semblantes tristes, por acercarse mi ausencia, y otros con los licores suaves placenteros, cantaban y bailaban con desmedidas voces, mudando a ratos tonadas diferentes y romances varios; y en medio de su ruido y algazara sacaban las mujeres asadores de carne, de gallinas, longanizas y abundancia de mariscos y pescado fresco, entreverando pastelillos fritos, empanadillas, rosquillas y buñuelos; y estos refrescos fueron ordinarios en el discurso de la noche, con que la pasaron en contínua boda, comiendo, bebiendo y cantando, que esta debe ser la causa de no privarse del juicio con la facilidad y presteza que los fronterizos Aucaes, que estos comen poco y beben mucho, con que a pocos lances desvarian y tienen entre sí mill disensiones y pesados ruidos; lo que no ví jamas entre los caciques ni indios imperiales, sino es holgarse con mucha paz, conformidad y concordia. Y pasarémos a otro capítulo llevando adelante nuestro entretenimiento, aunque para mí molesto y pesado.

CAPITULO XIII.

De como mi amigo Quilalebo solicitó con grandes veras el que durmiese yo en su aposento con su hija, y de como me eximí de tan peligroso empeño, valiéndome de la oracion. S 00110 En medio de estos entretenimientos, pasada la media noche, pedí licencia a los caciques, principalmente a Quilalebo mi suegro, que habia dejado el tamboril a otro compañero cuando mudaron romance. Habiendo venido en mi demanda, me dijo: vamos primero a mi aposento, y verás lo que te ha traido mi mujer y mi hija para el camino, y cenarás de of allibor an olens is rog obioreres nadmo en el es