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HISTORIADORES DE CHILE.

na obil HISTORIADORES DE CHILE. En lo verde, las gramas son primeras Si no son olorosas, Y las piedras preciosas eutisiga col diner convey sovat soikl Onon odalled ont Hermosas tambien son, y en sus esferas Los astros son hermosos, y eslo el dia; Mas vos, Vírjen María, 007051 Sois mas bella que el sol y las estrellas, Pues solo vuestras huellas Exceden la hermosura de los prados, Atropellan las flores Perdiendo sus colores, Y los astros parecen desmayados, Porque vos, Vírjen pura, basil El non plus ultra sois de la hermosura. aulam ata unuri: 198 om colsizing on Proton bab p Bout-of Con estas palabras puse fin a mis súplicas y ruegos, habiendo pedido a Dios se sirviese de librarme aquella noche del peligro y riesgo en que me hallaba; y por haberse pasado algun tiempo mas del que juzgó mi compañero que pasase, pues en el discurso de mi ejercicio se apresuró a llamarme por dos veces, salí de mi retiro con algun consuelo por la esperanza que me ofrecieron mis clamores y lágrimas, y encontré con mi amigo, asentado a las espaldas del rancho medio dormido, que me preguntó la causa de mi dilacion y tardanza; a que le satisfice con decir, que de haber comido y bebido con demasía me hallaba embarazado y con algunas prolijas retenciones que me impedia la ordinaria via. Con esto nos fuimos para dentro en demanda de nuestro viejo Quilalebo, y le encontramos asentado al amor del fuego con Tureupillan mi huésped y con el mensajero Mollbunante y otros sus compañeros que, fatigados de la contínua ajitacion del baile, se habian retirado a comer y beber con mas sosiego, y a dormitar asentados los que ya no podian sustentar las cabezas y el sueño los tenia derribados. Cerca de nuestro amigo nos asentamos el mesticito y yo, y nos recibieron con un buen vaso de chicha, algo fuerte para mí, con la cual brindé a mi camarada y amigo Quilalebo, que estaba ya algo dormido; y yo rogaba a nuestro Dios y Señor de que se acabase de privar de los sentidos por eximirme de su compañía, y parece que oyó nuestro Señor mis súplicas y ruegos, porque despues del bríndis que le hice, quedó con la cabeza tan pesada, que estando en buena plática entre los demas caciques, se quedó dormido cabizbajo: y juzgo fué permision del cielo, porque jamas lo ví en los mas convites que con él me hallé, tan cargado, ni tan ajeno de su juicio. Habiéndole visto Tureupillan de aquella suerte, mandó que le trajiesen una frezada y un cojinete para echarle sobre él, hasta que lo llevasen a su cama, y yo quedé con sumo gusto, por recojerme a un rincon de su casa a hacer lo propio. Esto fué ya al cuarto del alba, mui cerca del dia, con que hallé ocasion de decir a mi huésped Tureupillan, que me hallaba desvanecido, y la cabeza pesada"; a cuya causa me mandó hacer la cama algo distante del fogon adonde asistian comiendo y bebiendo, y los demas en la rueda cantando y bailando con gran ruido de flautas y tamboriles. Convidé al mesticito con la cama, y respondióme que por Inlei