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HISTORIADORES DE CHILE.

HISTORIADORES DE CHILE, que entre los españoles se acostumbra, estos son los que no tienen lei, razon ni piedad, que los hombres nobles, caciques y toques principales, todos los mas son apacibles, corteses, piadosos y allegados a la razon y justicia, como habréis experimentado en estos que os han asistido, pues no podréis decir que haya habido alguno que perdiéndoos el respeto, os haya dicho una mala palabra, ni aun mirado con malos ojos. ¿Esto no es así, capitan? dijo el viejo; y yo le respondí como los demas el veillecha, diciéndole: es verdad todo lo que referis, y yo estoi y estaré toda mi vida con el reconocimiento debido a vuestros favores, y al amor y voluntad que he reconocido y experimentado en todos los caciques principales, vuestros comarcanos y amigos, principalmente en mi cuempo y amigo verdadero Quilalebo, cuyos agasajos con demostraciones interiores y del alma me tienen rendido y estarán en mi memoria eternamente esculpidos. Claro está, capitan (volvió a decir el viejo), que conforme vuestra sangre y obligaciones habeis de obrar, acordándoos del tratamiento que os habemos hecho, del amor que os habemos tenido, del respeto con que os habemos tratado, y de el regalo con que os habemos servido conforme a la cortedad de nuestra miserable tierra, aunque no igual a lo que merecen vuestras prendas. Lo que os ruego de mi parte, es que cuando esteis entre los vuestros, os compadezcais de los cautivos, soliciteis sus rescates, no permitais que los vejen, ni que a sangre fria los ahorquen ni entrieguen a los indios amigos, como suelen hacerlo, para quitarles la vida atrozmente; haced con ellos, finalmente, lo que con vos habemos hecho, y cuando no con tantas finezas, por lo menos que reconozcan los pobres que habeis estado cautivo y atribulado en ocasiones, y con riesgos conocidos de la vida. Imitad a vuestro padre Alvaro, que aunque es tan gran soldado guerrero, y que ha muerto muchos de los nuestros peleando en las batallas, y cobrado tan grande opinion, la que le esmalta su valor y su jeneroso pecho, es el que jamas a sangre fria ha quitado la vida a ningun cautivo, ántes se hallan muchos que por su piedad y buen corazon estan en sus tierras libres, gozando de su quietud y descanso. Y con esto, capitan, no tengo que deciros mas de que tengais mui buen viaje, y os lleve Dios con bien a vuestra tierra y a los ojos de vuestro amado padre. Con que dió fin a su razonamiento, y todos dieron voces de alegría, y soplaron con la boca y el aliento el aire, y estremecieron la tierra con pisadas, que es lo que acostumbran al último de sus parlamentos.

CAPITULO XVII.

mani Tre En que se trata de la despedida de los amigos y compañeros. ph. Ya en este tiempo habia traspuesto el sol sus lucientes rayos, y prevenidos tenian los caballos; con que Mollbunante trató de apresurar nuestro viaje, porque ántes que amaneciese habíamos de llegar a emboscarnos en su casa, o estar ocultos todo el dia para volver a caminar