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HISTORIADORES DE CHILE.

poner la mesa y darles de comer mui a su gusto de cuatro o cinco potajes de carne y de aves, y sus limetas de vino para que bebiesen con moderacion y medida; y habiendo dado fin a la comida, con asistencia del vicario, del capitan y la mia, y otros muchos soldados con el capitan Marcos Chavari, conocido mucho entre ellos, les entregamos otra botija de vino para que con los compañeros la fuesen a beber afuera de la estacada, mientras nosotros nos íbamos a comer. Salieron de la muralla mui gozosos, y cerraron las puertas; con que nos asentamos a comer en el alojamiento del cabo, el cura, el capitan Marcos Chavari (que habia sido despachado con los caciques presos a efectuar con brevedad mi rescate, que era persona mui conocida entre los indios por haber estado entre ellos muchos años cautivo), el capitan, y yo, y otros dos o tres camaradas suyos: regalóme con lo que tuvo, que en aquel fuerte lo era el no faltar el pan y carne, por estar distante de las fronteras y haberle de entrar los bastimentos por el rio arriba de Biobio con los barcos; y porque el dia fué vijilia del señor San Andres, aunque el capitan se aflijia grandemente por no tener pescado fresco ni otros jéneros de regalo, no faltó la misericordia de Dios, pues desde que nos asentamos a la mesa fueron tantas las ollas que ocurrieron con diferentes guisados, que sobró que comer para los pobres soldados que nos estaban sirviendo 1010 con su asistencia, porque las mujeres casadas del presidio y sus maridos, cuál envió la sopa tostada con muchos huevos fritos por encima, cuál el guisado de pescado seco, y otros el marisco de choros secos, machas, ostiones y otros jéneros; unas enviaban las papas fritas y guisadas, otras los porotos y garbanzos, y el capitan y cabo que tenia dispuestos otros cinco o seis potajes, y por postre unos buñuelos bien sazonados con mucho azúcar y canela, que de todo fuimos enviando a nuestro aflijido soldado, que afuera entre los demas caciques estaba aguardando su rescate. Acabamos de comer, y los soldados tenian dispuestos unos saraos, entremeses y danzas, y porque gozasen de ellos nuestros amigos huéspedes salimos afuera de los muros, y entre ellos y la contra estacada nos pusimos debajo de unas sombras que al propósito tenian dispuestas. Volví a convidar a Quilalebo y a los demas caciques principales que entraron a comer dentro del fuerte; asentámoslos en medio de nesotros, adonde con comodidad y todo gusto pasaron la tarde entretenidos, y yo la tuve cierto mui alegre de haber visto a los caciques y a los demas sus compañeros, que asomados por entre las estacas, unos risueños, otros mesurados, y algunos las bocas abiertas, suspensos y elevados parecian de ver la variedad en las figuras, unas ridículas, otras bien compuestas, y algunas formidables, entre diversos bailes y entremeses. Acabada la fiesta sobre tarde, hicimos que cenasen los caciques y a los demas enviamos pan y carne de una vez y vino a cada uno, y ántes que nuestros huéspedes y amigos saliesen por las puertas, les rogamos que aguadasen al barco hasta las ocho o nueve del siguiente dia, que si para ese tiempo no hubiese venido, no les molestarian mas mis súplicas. Tomó la mano mi amigo Quilalebo diciendo a Mollbunante y a los demas caci-