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HISTORIADORES DE CHILE.

consolado; al punto me trajo una capa azul por el paño y entreguésela al indio, y volvíle su tejo de oro diciéndole, que en mi tierra y entre los mios no necesitaba de cosa alguna, que entre los soldados podia conchabarle por lo que quisiese. Agradeciólo con extremo, y con él conchabó otras cosas entre los del fuerte. Looss ahness Con esto los despedimos ya que el sol iba encubriendo sus rayos, y abrazándolos a todos, salieron de la muralla, enfrenaron sus caballos y con grande regocijo, dando muchos marimaris, que son besamanos, se fueron en paz y con mucho gusto, y el soldado Diego Zenteno entre nosotros con summo consuelo y alegría de todos. Y despues de haber cenado espléndidamente, y regocijado aquella noche con otros entretenimientos nuestra llegada, fuimos a dar alivio y descanso a nuestros cuerpos.

CAPITULO XXII.

JOUBO DOK SALLEH En que se trata de nuestro viaje para el tercio, adonde estaba el gobernador con sus de capitanes aguardando el efecto de mi rescate. us rotery sa chuig as ET Otro dia por la mañana, que fué primero de diciembre, madrugamos a oir misa, que rogué a nuestro cura que fuese por mi intencion; y por ser pobre, le dejé cuarenta pesos de ropa buena de Castilla a su satisfaccion y gusto, dos tejillos de oro que habia traido, que eran del porte de un real de a ocho cada uno, algo mas grueso; con que le encargué un novenario de misas cantadas a la Virjen Santísima, que la tenian allí de la Concepcion mui devota y milagrosa, a quien envié de la ciudad de la Concepcion un manto de damasco de color, bien guarnecido, y una corona de plata. El cura era, como he dicho, pobre y agradable, amigo de complacer y de dar gusto; causas todas que obligaron a servirle y ayudarle con alguna limosna; que, como dijo San Pablo, son las principales que se deben hacer. Miéntras Dios nos da tiempo (dice), obremos y hagamos bien a todos, en particular a los clérigos y sacerdotes; como lo explicó en este lugar San Cesario, Arelatense. ¿Quiénes pensais (dijo) son los domésticos de la fee, sino es los clérigos, los monjes solitarios y cualesquier siervos de Dios que han huido y apartádose de los embarazos de este mundo? Y en el mesmo lugar pronunció ántes este santo doctor unas palabras, que repetiré algunas para júbilo y consuelo de los que son inclinados a hacer bien a los pobres y no cerrarles las puertas. Yo juzgo (dijo) y tengo por sin duda que Dios N. S. puso en este mundo a los mendigos y pobres para experimentar con ellos la fee caritativa de los ricos. Y despues de otras razones al intento, prosiguió con las que se siguen, que por ser tan para el alma no quise entre renglones omitirlas. Cosa intolerable será (dice) y dolor insufrible que cualquier cristiano encuentre con su muerte adonde pudo comprar los gozos de la eterna vida. Y acabó con decir: no quieras despreciar al necesitado, que