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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

De manera qué los trabajos, las penalidades y los afanes apresuraron en mí el natural discurso, abriéndome los ojos del entendimiento, y a la contemplacion de la grandeza de Dios encaminaron el alına. Entramos en el fuerte a aquellas horas, y afuera de la muralla se alojaron las compañías de a caballo, habiendo ántes echado a lo largo centinelas y postas en los vados de la Laja, por asegurar de los enemigos la campaña, y por ser obligacion de los indios amigos de aquel fuerte tener aquellos pasos guarnecidos. El capitan Luis de Toledo Mejía era cabo y gobernador de aquella fortaleza, en cuya guarnicion asistia una compañía de infantería con ochenta hombres pagados, y mas de ducientos indios reducidos, que estaban tambien debajo de muralla con su capitan, y dos o tres tenientes y cabos de escuadras, soldados del presidio, y todos estaban debajo del órden del que gobernaba aquellas armas; que siempre o las mas veces lo encomendaban a personas ancianas de méritos y experiencias aventajadas, como lo era el que habemos dicho, hijo natural de la patria, bien querido de todos por su apacibilidad, su agrado y buena cortesía, y lo principal, mui ajustado al servicio de Dios y al del Rei N. S., nada interesado, mui socorrido, y amigo de hacer bien a pobres. ¡Qué pocos se hallan hoi de estas calidades y virtudes! y si hai algunos que le imiten, poco lugar tienen con los superiores que gobiernan, que solo atienden a sus intereses y comodidades, que los que son tratantes solamente y saben desnudar al soldado pobre para tener que ofrecer a los que mandan y gobiernan por mayor, estos tienen lugar y se llevan los oficios, los honores y provechos. 10 ¿Quién ignora que esta sea tambien la causa de que nuestro Chille padezca calamidades, desdichas y trabajos, experimentando castigos rigurosos de la mano de Dios por los pecados y culpas de los que gobiernan sin atencion cristiana? Pecó David en numerar al pueblo, ensoberbecido de tener debajo de su mando y dominio tan copioso número de súbditos y soldados, que segun el texto sagrado era incomprehensible, y fué castigado el pueblo con severidad notable, pues murieron setenta mill varones, por el pecado del rei, de la peste contajiosa que les envió el Supremo Juez; en cuyo lugar dice el gran padre y doctor Francisco de Mendoza estas palabras: por la hinchazon y soberbia que tuvo David en mandar numerar su pueblo y gloriarse de su muchedumbre, se airó Dios N. S. contra su reino, enviándole una peste contajiosa; atribulóse el rei, compunjióse y humillóse a Dios, y lastimado de ver padecer a los suyos por su culpa y por su delito, clamó de esta suerte en su presencia: Yo soi (Señor) el que cometí la maldad y el pecado; yo soi el culpado, el perverso y el inícuo; estos, que son súbditos y ovejas de mi rebaño, ¿qué delito cometieron? qué pecados o maldades en estos pobres se hallaron? Ruégote con todo afecto y humildad rendida que tu rigor y tu enojo se vuelva contra mí, y tu mano justamente airada caiga sobre la casa de mis padres.