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HISTORIADORES DE CHILE.

ANTENNA HISTORIADORES DE CHILE. 528 lo ponerse el sol, y como los camaradas me aguardaban en conformidad de que habíamos dispuesto, de salir a dormir a la campaña, pedí licencia para proseguir mi viaje, significando los deseos que tenia de llegar a gozar de la vista de mi amado padre, y que así suplicaba a su Señoría me diese su permiso y echase la bendicion; a que me respondió, que para qué queria salir tan tarde, que tenia por mas acertado el aguardar a cojer la madrugada. Estando en estas razones, entró el capellan mayor mi tio frai Juan, el capitan Pedro de Ayala, camarada y amigo de mi padre, quien cuidaba de nuestro viaje, y luego que los ví, dije al gobernador, que yo no era dueño de suspenderle, porque solo estaba a la disposicion de su paternidad el padre presentado mi tio, y a la de los camaradas. Respondió mi tio que ya le parecia tarde, que dormirian las cabalgaduras dentro del cuartel, para que al esclarecer la aurora caminásemos con la fresca, ántes que el sol con sus ardientes rayos nos molestase. Paréceme mui bien, dijo el gobernador; con que se podrán venir a cenar en avisando. Si V. S. es servido (respondió mi tio) y nos da licencia, acudirémos a un convite que los amigos han dispuesto a mi sobrino, a cuya causa habemos dilatado nuestro viaje hasta por la mañana. Está mui bien dispuesto (dijo el gobernador), y me alegro infinito que a la feliz suerte y llegada de nuestro cautivo hagan todos muchas demostraciones de alegría, y yo de mi parte lo agradezco; y holgara hallarme al presente con que manifestar el grande regocijo que me acompaña y gozo inexplicable que me asiste; solo con estas militares insignias lo podré hacer; habiendo hecho sacar una banda rica con sus puntas y encajes de oro fino, una espada ancha turquesca, mui guarnecida, con su tahalí bordado sobre terciopelo liso de color azul escuro, y unas mangas bordadas en lo propio, con sus guantes y medias hermanadas; y para el viaje mandó que me llevasen dos cajitas de conserva escojida, la una de orejones ricos conservados de las provincias del Cuzco, que son los mejores dulces que se platican, un cajoncillo de bizcochuelos cubiertos, y otro de chocolate de regalo bien aderezado. Estimé con extremo la fineza y agasajo de nuestro presidente, echándome a sus piés agradecido; con esto mi tio el presentado, habiendo de su parte estimado los favores y honras que el gobernador a manos llenas me habia comunicado, le pidió licencia para salir del cuartel a tocar las cajas al alborada (que es cuando se rompe el nombre), y que así se sirviese Su Señoría de echarnos su bendicion, por no aguardar a que por la mañana recordase. A que respondió el gobernador, que tuviésemos mui buen viaje, y que a mi padre le diésemos un recaudo mui largo, y la carta que nos daba, significando el placer y contento que le habia causado mi feliz subceso; y echando los brazos a todos con notable amor y afabilidad, nos despedimos del buen caballero y salimos de su palacio al Shu 90 el sol. ponerse Ort ab autob Fuimos a casa de nuestro dendo el vicario, adonde hallamos la mesa puesta; y el capitan Pedro Fernandez de Córdova, mi amigo y camarada, era el solicitador de nuestro banquete, y otros muchos pobres que