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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

ayudaron; y por no dilatarme en circunstancias que pasaron, que no hacen al intento principal de nuestro libro, digo solamente por mayor que fué el convite mui espléndido y sazonado; con que despues de haber cenado entre los amigos, capitanes y soldados, y haber recreado la vista con un sarao de extraordinarios bailes y otros jubilosos entretenimientos, nos fuimos a gozar de la quietud y sosiego de la cama. Potaliga (Esoriaqu CAPITULO XXV. sib o Despues de haber salido del tercio, se trata de haber llegado a ojos de mi amado padre; del regocijo que recibió y todos los de la patria, con algunos morales convenientes. Tamirnovoud 31 Antes de tocar las cajas una hora, se levantó mi tio a decir misa, y en el entretanto que la oimos dispusieron las camas y las cargaron, y ensillaron los caballos; con que poco despues de haber rompido el nombre, cuando juzgamos salir sin ser sentidos, estaban a la puerta de la plaza de armas dos compañías de a caballo, y algunos capitanes reformados, amigos y camaradas, y el capitan Pedro Fernandez de Córdova con algunos reformados de su compañía, porque no le tocaba la escolta. Aquellas horas salimos, despues de habernos dado nuestro vicario y dendo una jícara de chocolate y unos bizcochos a cada uno, y al salir por las puertas del cuartel la compañía de infantería que estaba de guardia, con la mosquetería nos hizo la salva, y respondieron las dos compañías de caballos que iban en mi compañía, y los unos y los otros con grande regocijo y alborozo me dieron el buen viaje; y habiendo caminado poco mas de una legua escoltándome, se volvieron a su cuartel, quedando solamente diez o doce soldados, que mandó el gobernador fuesen en mi compañía hasta ponerme en mi casa, y entre ellos el cautivo mi compañero Diego Zenteno. Cojimos la derrota para Gomero, que así se llamaba una heredad y estancia de mi padre, adonde demas de los indios que asistian en ella para la labranza y beneficio de la hacienda, habia otros cuarenta efectivos en las minas de Quilacoya; y por llevar algunos pesos de oro de camino, para los gastos que se me podian ofrecer, y limosnas para unas misas que debia a las ánimas del purgatorio, me fuí a estar dos dias en aquella hacienda, porque sabia que mi padre no poseia dineros, ni aun conocia cuales eran reales de a dos ni de a cuatro, porque su hacienda corrió siempre por mano de un hermano confidente que tenia, y porque jamas tuvo codicia a los bienes y riquezas de esta vida, aunque los tenia sobrados para hacer bien con ellos, como lo acostumbraba, no para amarlos ni desearlos, por no caer en la culpa y delito de los cudiciosos avarientos; que, como dijo San Agustin, que no era avaro el que era rico, sino es aquel que lo deseaba. Podrémos decir por esto, que nunca fué avaro el maestro de campo jeneral Alvaro Nuf ez de Pineda mi padre, pues ni aun manejar sus haciendas quiso jamas, haciendo desprecio y poca estimacion de las riquezas y haberes