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HISTORIADORES DE CHILE.

ETOMA ARLACIÓN 82 HISTORIADORES DE CHILE. ganados se reservaron para sacrificar a su Dios? no es jeneralmente y en comun de todos este gran Señor? claro está que sí; mas parece que quiso el rei hacer esta lisonja al profeta, como lo advirtió el santo citado. ¿Fué esta sola la adulacion o lisonja de Saul? Mas adelante pasa. Apénas habia divisado al profeta, o llegado a su presencia, cuando le dijo: bendito seas tú en el Señor, cuyo órden ejecuté con toda puntualidad y cuidado. ¿A qué se encaminó esta salutacion humilde? Díjolo nuestro gran arzobispo Villarroel. Vió el azote (dice) en el aspecto del profeta y puso de por medio la adulacion suave: así lo notó San Gregorio diciendo, que solicitó el rei templarla con adulatorias razones. ¿Qué fué lo que respondió el profeta? Déjame (dijo) para que te signifique la embajada que traigo: verdaderamente que da qué pensar la palabra del profeta en decir que le deje. ¿Por ventura el rei Saul tapóle la boca, 0 ligóle la lengua? No por cierto, pero diónos a entender, que es recia cosa hablar desabridamente al que alabándole obliga: así lo dijo el mesmo San Gregorio, como si dijese: siento el decirte un pesar; dame licencia para darte mi embajada. Tanto esfuerzo como este ostenta la adulacion. Poco me valió en esta ocasion la que finjia, que hai adulaciones desgraciadas, cuando se encuentran con personas privadas del juicio (y verdaderamente que siempre habian de tener el pago que merecen). Fuéronse continuando los bríndis y calentándose con ellos las molleras, y juntamente mi contrario poniéndose mas furioso, que es mui propio de la embriaguez la insolencia y la maldad, acompañadas con temerarias acciones. Así lo sintió el ilustrísimo Villarro el diciendo, que no pudiera Herodes haber visto degollado a San Juan Baptista si no se hallase privado y con el vino enfurecido, porque era grande el respeto y reverencia que le tenia. San Pedro Crisólogo, hablando de la embriaguez de este tirano, dijo, que es madre de la mortandad, padre de los litijios y pleitos, oríjen del furor y cólera, maestra de la insolencia, y quien consigo tiene este vicio, no se tiene a sí. Luego que ví el alboroto y la contienda de palabras que se iba armando entre el cacique Inailican, dueño de aquel rancho, y mi amo, se me puso el corazon entre dos piedras, recelando en mí los efectos que de ordinario se orijinan de semejantes concursos, entre estos bárbaros enemigos, privados del natural conocimiento; apartéme algo del fuego, y a las espaldas de Maulican mi amo, me puse recostado a su sombra, haciendo que dormia, y nunca mas despierto: porque con el temor y el recelo con que me hallaba, atendia cuidadoso a las razones de los unos y de los otros, para ver en que paraban sus litijios. El cacique Inailican decia enfurecido a mi amo, que era amigo de españoles (que entre ellos es baldon grande darles este título), y que no entendiese que le habia de durar mucho su español, con quien pretendia granjear crédito, nombre y opinion. Pues como tambien estaba alborotado, y con alientos procedidos de lo que habia bebido, le respondió enfadado, que ¿quién habia de llegar a su español sin su consentimiento y gusto?