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Página:Charles Darwin - El origen del hombre.djvu/254

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el orígen del hombre.

es sin duda lo que harian sus antepasados cuando habitaban, en estado salvaje, los bosques y las praderas. Los martines-pescadores' tienen la costumbre de golpear contra algun objeto para matarlos, los peces que cogen revoloteando sobre el agua; en las jaulas de los jardines zoológicos se les vé asimismo golpear los pedazos de carne con que los alimentan. Un ejemplo muy curioso de costumbres que han sobrevivido á sus causas lo vemos en la manera que tiene el hombre de suplicar extendiendo sus manos unidas; un autor inglés, M. H. Werdgwood, cree que este ademan proviene de que antiguamente los cautivos daban pruebas de su completa sumision tendiendo las manos á su vencedor (dare manus) para ser encadenados; al propio tiempo se hincaban de rodillas para facilitar esta operacion. A ser así, la actitud que hoy caracteriza la adoracion seria sólo un vestigio de las costumbres salvajes de la humanidad primitiva. Cuando estamos irritados ó encolerizados con alguien, cerramos convulsiva é involuntariamente los puños como para pegar ó amenazar, aun en el caso de que no tengamos intencion de atacar á la persona odiada, ó en el de que esta se halle ausente; este es tambien otro vestigio de las luchas de nuestros antecesores. A impulsos del mismo sentimiento comtraemos los labios dejando en descubierto los dientes, como si nos dispusiéramos á morder; movimiento que explica Darwin diciendo que descendemos de una especie animal que combatia con la cabeza. La misma explicacion debe darse de la costumbre que tienen muchas personas que expresan la desconfianza descubriendo uno de los caninos superiores, accion que hace tambien el perro cuando se mantiene á la defensiva.

Cuando el hábito ha asociado una expresion á un sentimiento determinado, este continúa acompañando á aquella, aun cuando el sentimiento actual sea causado por motivos distintos de los que originariamente determinaron la expresion. Los perros han adquirido la costumbre de lamer á sus cachorros con objeto de tenerlos limpios; este movimiento se ha asociado gradualmente á los sen-