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Página:Charles Darwin - El origen del hombre.djvu/255

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carlos r. darwin.

timientos de afecto, y se ha convertido en una manifestacion de cariño que hacen extensiva á sus dueños y á cuantos les acarician. Cada vez que sentimos turbada nuestra vista nos frotamos los ojos; un acto igual realizamos muchas veces cuando nos es difícil comprender el alcance ó la significacion de una idea oscura. Cuando un obstáculo cualquiera impide la respiracion, tosemos para separarlo; de la misma manera tosemos inconscientemente cuando nos causa embarazo una dificultad cualquiera. Para no ver un objeto desagradable cerramos los ojos ó volvemos la cara; lo propio hacemos frecuentemente cuando desaprobamos ó rechazamos una opinion. Por el contrario, cuando asentimos profundamente á las ideas emitidas por un interlocutor, á menudo inclinamos la cabeza hacia adelante, y abrimos desmesuradamente los ojos, como cuando contemplamos asiduamente un objeto que nos gusta.

Tambien se pueden atribuir á una extension de ciertas gesticulaciones fundadas sobre la semejanza de sentimientos, los ademanes ordinarios de que nos servimos para expresar la afirmacion y la negacion. Para afirmar inclinamos la cabeza; señal de aceptar procedente sin duda de que los antecesores del hombre cogian con la boca los objetos que les gustaban. Para negar, movemos la cabeza de un lado á otro; lo mismo exactamente hacen los animales y los niños cuando se les coloca ante la boca un objeto qué rehúsan tomar.

Análogo orígen podemos asignar al uso de silbar y aplaudir para expresar respestivamente nuestra desaprobacion ó nuestro agrado. Él acto de silbar no es sino una transformacion de los movimientos que hacemos para expresar el desprecio, el disgusto y el desden, y que se parecen extraordinariamente á la accion de escupir algun objeto ó manjar desagradable introducido en nuestra boca. De las interjecciones ¡uf! ¡pche! ¡pst! al silbido hay muy poca diferencia. En cuanto al acto de aplaudir, puede proceder de la costumbre de extender los brazos hácia las personas ú objetos agradables que vemos y que constituye un esfuerzo natural para abrazarlos, pero cuando