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verano. ¡Qué apuro!... murmuraba entre dientes.La vela... el Marqués, que prometió venir, y aun no ha venido... ¡Jesus! ¡Las estátuas! Capaz es ese Pepino de no haberlas recogido... ¿Sí se habrá ofendido el Marqués con Constancia.....Las macetas.....

67Alegría estaba rodeada de unos cuantos jóvenes, entre los que se dístinguia Paco Guzman por su buena figura y génio festivo.

—Agua por San Juan, le dijo Alegría, tiene fama de quitar vino y no dar pan.

—Novios hay que son para las muchachas lo que el agua por San Juan.

riño?

Esta sentencia echó la robusta voz de Dona Eufrasia, como una bomba, en medio de la alegre reunion de jóvenes, yendo particularmente dirigida contra Paco Guzman, á quien conservaba una rencorosa ojeriza desde la profanadora voz de pendencia, de que se habia valido para designar la guerra contra el francés.

En este momento todas las cabezas se volvieron hacia la puerta, al ver entrar á Pepino que traia en brazos con el mayor cariño, abrazándola por sus desalados piés, la estátua que servia de adorno á la fuente del patio.

—Señora, preguntó é adónde meto el Mercu—Hombre, contestó la Marquesa de mal humor, y sin participar de la hilaridad general que causó la aparicion de aquel nuevo Enéas,—ponlo en un ángu-