Página:Clemencia, novela de custumbres (1862).pdf/139

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 95 —

reserva, esos instintos femeninos. Siendo arrogante mozo y rico, no habia hallado nunca, en la especie de mundo mugeril que habia tratado, repulsas ni negativas en sus amores, por lo cual se persuadia que el amor tenia la misma expresion en ambos sexos.

Al ver que la inocente niña no sentia ni consideraba el amor como aquellas desenfrenadas, se convenció de que abrigaba un amor oculto, y se persuadió que el objeto de este era el Marqués de Valdemar, que no habia podido disimular la estrañeza y disgusto que le habia causado el repentino é irreflexionado casamiento de Clemencia. Asi es que aburnido, exasperado, enconado contra Clemencia, se entregó en breve sin reserva ni consideraciones, á sus vicios y disipada vida anterior.

Clemencia por su lado, viendo unidos en su manido sua exigencias y su falta de ternura, sus celos, sus desvíos y sus vicios, se persuadió que él la solicitó sala como el premio de una apuesta; que no lle naba su corazon, ni le merecia la ternura y respeto que se tiene á una mujer propia.

Ea cierto que Fernando no amaba á Clemencia, purque entre ellos no existiam simpatías, afinidades ni. paridad alguna, y porque Guevara no sabia amar, disecado su corazon por una vida viciosa; pero Clemencia, era hermosa, y por eso solo se entregó ciego &.la pasion de los celas, y los celos sin amor son los mas aerhoa, y tanto más crueles para quien los sufre, cuanto que no tienen compensacion.

1 -