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sabia domar caballos como un picador, y derribar reses como el mejor ganadero.

Su Tio, que como hemos dicho, encajaba á cada cual lo que le parecia sin andarse con rodéos, desde que vió á su sobrino, cuyo empaque no le hizo gracia, le definió en estas frases que solia decirle: —Pablo, hijo, vive sosegado; que ninguno se condenó por feo.

Si se hablaba del color moreno, opinaba: —Pablo, no hay que apesadumbrarse; lo moreno es color que nunca pierde; y mientras más subido, mas firme, Si su sobrino decia una gansería: —Pablo, exclamaba su To, habló el buey y dijo Bu; te se conoce á distancia donde al mundo viniste, que quien dijo cortijo, todo lo dijo.

Pablo habia nacido casualmente en un cortijo.

Ponia D. Martin el sello á los juicios que sobre su sobrino hacia, con esta definicion: 7 1 —Pablo, lo que es á guapo, no te gana nadie, pero á feo tampoco; de bueno te pasas, pero á entendido no llegas, y á sutil no alcanzas.

Este era el nuevo círculo en que se iba á injertar la existencia de Clemencia, círculo compuesto, como todos los que forman los hombres, de bueno y de malo; pero, predominando en este mucho mas lo bueno que lo malo.

La casa solariega de D. Martin de Guevara era un edificio en cuya construccion no se habia ahorrado