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Si, contestó Mariquilla.

—Pues qué son?

Los pájaros son clarines Entre los cañaverales, Que le dan los buenos días Al sol de Dios cuando sale —Es cierto, dijo sonriendo Clemencia; pero son tambien animalitos de Dios.

—Y no se deben matar los animales?

—No; á no ser necesario; y entonces, dándoles el menos tormento posible; en lo demás, Dios que les dió la vida, que se la quite. Suelta ese pajarito, Aniquita que harás una obra de caridad.

La niña titubeaba.

—Suelta ese pájaro, que lo manda la señorita, le dijo su hermana la mayor.

—Si tengo la mano abria y no se quiere ir.....

Clemencia le extendió la mano, y el pajarito se voló alegremente.

—¿No te bastaba, dijo Clemencia á la niña, el que te dijese que harias una obra de caridad? ¿No sabes que la caridad es la primera de las virtudes, y se Xtiende sobre todo lo que sufre, como el sol de Dios por el mundo entero?

—La caridad es dar limosna, ¿no es verdad, senorita? preguntó la mayor.

—Por supuesto; la limosna es uno de sus efectos; y así, hijas mias, dad, dad sin pararos; que con el co-