Página:Clemencia, novela de custumbres (1862).pdf/242

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 198 —

habia seguido Clemencia, cuando voz que cundió de haberse desbandado un toro, alarmó la poblacion.

Seguido del aperador del cortijo, ambos bien montados, cortó por campo atraviesa, para registrar el peligroso camino.

Llegaron en el momento en que el toro, incierto aun, vacilaba. Pablo se echó del caballo, cogió su eapa, y saltó al camino, haciendo para el efecto hincapié en una excrescencia que tenia el tronco de uno de los pinos, con grave riesgo de lastimarse en su atrevido salto.

Presentó la capa al toro, que se paró al ver caer de repente ante si aquel inesperado antagonista. El toro partió á él, y Pablo le lió con admirable tino y destreza su capa en las astas; y mientras el animal cegado trabajaba por desasirse de ella, Pablo con vigor y rapidez, levantaba en alto á la anonadada Clemencia, que recibia el aperador en sus robustas manos; hacia lo mismo con las niñas, y se valia á su vez de la mano salvadora del fiel criado, para ponerse en salvo.

—¡Pablo! exclamó Clemencia prorumpiendo en un torrente de lágrimas.

—Calla, murmuró éste á, su oido.

Aun no habia pasado el peligro.

Siguió å estas palabras un profundo silencio, en que no se oian sino los resoplidos de la fiera, de la que solo les separaba el vallado, detrás del cual bataIlaba por desprenderse de la capa. Una vez libre del